Lo que toda Cuba y ella misma esperaban ocurrió ayer, en Guadalajara: Leyanis Pérez voló sobre los 15 metros, hasta 15,16, en el triple salto. No fue en ese instante del tercer salto, en el mitin Puma de esa ciudad española, que lanzó su candidatura de podio olímpico. Su estabilidad sobre 14,90 y la ausencia de la reina venezolana Yulimar Rojas ya la tenía en esa órbita.
Ella sabía que era solo cuestión de tiempo, pero también que ir tan lejos, en una prueba de altísima exigencia técnica y coordinación, para que el esfuerzo no caiga en saco roto, pertenece a la etiqueta de hazaña.
Para una triplista, pasar los 15 es como una graduación, desde que Anna Biryukova lo hizo por primera vez, al ganar el Campeonato Mundial de Stuttgart-1993, con 15,09, en el estreno femenino de esta especialidad en las grandes competiciones del atletismo. Desde entonces, se han producido 128 brincos más allá de esa cota, y 48 con o más de 15,16.
Ha sido una disciplina de una vertiginosa evolución entre las damas, hasta llegar al mítico récord mundial de Rojas, un desmedido y sideral 15,74.
La pinareña Leyanis tiene 23 años, uno menos que los que tenía la sudamericana cuando se estrenó por encima de la quincena, en junio de 2019. Entonces, aun cuando el viento tenía 0,3 metros por segundo por arriba de lo permitido, ¿en qué habrá podido ayudarla tan poca brisa? Las grandes estrellas están alineadas. La de Vueltabajo volverá, una y otra vez, sobre ese pico. Ya lo sobrepasó.
(Tomado de Granma)