El hospital acoge a enfermos de varias provincias cubanas. Fotos: Yoanna Herrera/ Escambray.
Nunca imaginó Giselle Sánchez Freire que su bebé Daniel padecería de un infarto cerebral intraútero. Luego del nacimiento, imponerse al hecho fue un desafío. Pero el sueño de ver a su pequeño crecer y desarrollarse se hace realidad, gracias al equipo de profesionales del Hospital Provincial de Rehabilitación Doctor Faustino Pérez Hernández, de Sancti Spíritus. Con satisfacción en el rostro, cuenta en pocas palabras que el niño se rehabilita desde los tres meses de nacido en esa instalación, donde se respira esperanza. “Ha avanzado mucho, logró caminar y solo le queda perfeccionar el movimiento de una mano”, expresa con la mirada puesta en su hijo, a quien no pierde de vista ni un segundo.
“Acudo todos los días desde Jatibonico a este lugar porque no hay hospedaje para los niños, y no me pesa. Cada vez que veo los cambios tengo más fuerzas para viajar y continuar con el tratamiento. Siempre me han tratado superbién, y con Daniel todo es especial”, comenta emocionada.
Justo en la Carretera de Zaza se erige, más que un hospital, la casa segura de muchos pacientes de varias provincias. Personas con afecciones diversas encuentran tratamientos de la más alta calidad y trabajadores entregados por entero.
Profesionalidad y gratitud de la mano
A pesar de un contexto muy complejo y de las limitaciones existentes en el sector de la Salud, en la institución se mantiene la vitalidad de todos los servicios.
El Hospital de Rehabilitación cuenta con 34 camas, de ellas 24 destinadas a diferentes enfermedades y 10 al Programa Nacional de Esclerosis Múltiple; en este último caso, resulta, desde el año 2003, el único centro de su tipo fuera de la capital del país con tratamiento y condiciones específicas para ese tipo de enfermos.
Con una dulzura singular, la fisiatra Sara María Díaz Díaz labora aquí desde hace 20 años. Cuenta sobre la dicha de permanecer en una institución de referencia con tantos resultados palpables. “El trabajo en el hospital lo hago con mucho cariño. Intento siempre ponerme en el lugar de los pacientes porque ellos tienen sus propias dolencias y esperanzas. Aunque las condiciones sean adversas, lograr empatía es importante y por eso me ha ido muy bien. El dolor es el motivo de la consulta y en muchos casos las limitaciones físicas importantes, es decir, no pueden caminar, agarrar objetos, y vienen con un cúmulo de malestares”, asegura.
“Damos consulta una vez a la semana —puntualiza—. Nosotros los médicos fisiatras no atendemos ni urgencias ni emergencias, sino prioridades de pacientes: edad, limitación, diagnóstico, pronóstico de rehabilitación, patología que presenta, tiempo de espera p