Transcripción del quinto episodio de La Sobremesa: «La diplomacia top secret, con Carlos Alzugaray».
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[Música de presentación]
Mariana Camejo (MC): Hola. Estamos en un nuevo episodio del podcast La Sobremesa. Les traemos un programa más, esperando estar a la altura de nuestra audiencia, porque nuestra audiencia se merece nuestros mejores esfuerzos.
Jorge Bacallao (JB): Oye, pero, ¡qué formalidad! ¡Qué precisión! Me extraña eso.
(MC): Bueno, pero es que el programa de hoy lo lleva. Vamos a hablar de diplomacia.
(JB): ¡Verdad! Diplomacia. Ahora cuando venía en carro para acá, estaba pensando y decía, «¿cómo nosotros nos dejamos convencer para un tema tan espinoso?» Porque a este nivel así de laxitud no se ha tocado en un tipo de programa aquí.
(MC): Bueno, pero podemos decir que es un tema que no se ha tratado tanto a nivel nacional.
(JB): Exacto, eso te decía. Me imagino por qué no se trate.
(MC): Y, además, que quizás si alguien ha intentado tratarlo de la manera tan informal como lo vamos a hacer nosotros, no ha encontrado a la persona.
(JB): Eso. Eso es lo que pasa. Nosotros ahí no tenemos justificación, porque tenemos aquí de invitado hoy a un crack. Una persona, primero, que estuvo dispuesto a venir a hablar con nosotros de un tema como este. Y eso no es lo más importante, porque sabemos que vivimos en un país donde tú sales afuera y hay cuatro tipos dispuestos a hablar de cualquier cosa. Pero, en este caso, es una persona que tiene todo el conocimiento y toda la preparación para darnos un baño de diplomacia a nosotros.
(MC): Entonces no vamos a demorarlo más. Vamos a hacer una pausa y empezamos.
(JB): Usted no se mueva de ahí, que viramos enseguida.
[Música]
(MC): Hoy tenemos a Carlos Alzugaray, diplomático cubano, embajador ya retirado, que ha cumplido diferentes funciones en países como Japón, Bulgaria, Etiopía, Canadá. Ha estado en misiones temporales en Kenya, Sudáfrica y Nicaragua. Profesor titular que ha impartido conferencias en diferentes universidades del mundo. Fue asesor del ministro de Relaciones Exteriores para Asuntos Políticos Globales y jefe de la misión de Cuba ante la Unión Europea. Además de todo esto, Carlos tiene un currículo que yo no puedo decir enteramente aquí. Carlos, ¡vaya currículo el tuyo!
(JB): No, no, si lo dice completo nos lleva el podcast (Risas). Ahora yo te estaba escuchando ahí y hay una cosa que me llama la atención. O sea, embajador retirado, pero te mantuvo el diplomático. ¿Ese título es como el de campeón olímpico? Que campeón olímpico una vez, campeón olímpico siempre.
Carlos Alzugaray (CA): Bueno, no pongas esa comparación, hazlo con generales. Los generales no dejan de ser generales nunca. Inclusive, hasta a generales que son dados de baja deshonrosamente, a veces la gente les sigue diciendo general. No voy a hablar de Estados Unidos. En Estados Unidos fuiste presidente una vez y te siguen diciendo presidente siempre.
(JB): Y te siguen diciendo presidente. Bueno, Carlos, yo primero te tengo que agradecer en nombre de nosotros dos por estar acá. Y, teniendo en cuenta que el tema es la diplomacia, vamos a ser muy diplomáticos y a hacer como le dijo Vito Corleone a Michael Corleone: «ten cuidado con lo que le vas a preguntar a fulano (a un personaje) porque él se lo va a pensar mucho antes de decirte que no». Entonces, nosotros sabemos que este es un tema en el que hay…
(MC): Un tema espinoso.
(JB): Sí, y no solo espinoso, sino que hay cosas que producto a la naturaleza de la profesión, del trabajo, no se pueden decir, porque son secretos de Estado. Nosotros vamos a tratar de no caer en nada de eso, pero, si nos equivocamos, tú, con la tranquilidad que te caracteriza…
(MC): Vamos a tratar de mantener lo que es top secret fuera del programa entonces, ¿no?
(CA): No se preocupen, que yo no voy a cometer ese error. Yo tengo muy claro de qué puedo hablar y de qué no puedo hablar, y si no puedo hablar de algo lo diré claramente.
Las cualidades de un buen diplomático
(MC): Carlos, ¿y qué es un diplomático? ¿A qué se dedica un diplomático y cómo un funcionario llega a serlo?
(CA): Bueno, es una de las carreras más interesantes y yo diría que más lindas. Lo digo tranquilamente, porque yo no pretendí ser diplomático, yo fui diplomático de casualidad. Al principio de la Revolución, a mi papá lo nombraron embajador en Japón, Fidel Castro en persona lo nombró, y yo lo acompañé como joven. Ya yo había recién terminado el bachillerato y empecé a estudiar en la universidad en Japón, pero como mis clases eran por las noches, por el día estaba en la embajada y mi padre un día me dijo, «¿por qué tú no empiezas a trabajar aquí?» Y así fue como empecé. Y eventualmente, bueno, transité por toda la carrera.
Tú decías que mi currículum es que he vivido mucho. Esa es la razón. Y, además, tuve la gran ventaja de que fui diplomático un tiempo y después pude ser profesor de Política Exterior, de Relación Internacional, y eso me dio la oportunidad de reflexionar sobre la práctica. Entonces, ahora, yo diría que ¿qué características debe tener un diplomático? Bueno, lo primero es tener tacto. Raúl Roa definió alguna vez la diplomacia como el arte de la táctica, el tacto y el contacto. Es decir, es importante tener tacto, es importante mantener relaciones con todo el mundo.
Uno no sabe si la persona con quien uno tiene que tener una discusión más o menos áspera, mañana te tienes que sentar a negociar para buscar una solución para un problema que es fundamental para tu país. Entonces, primero tener esas características, ser una persona de relaciones fáciles, pero hay cosas que se adquieren con la profesionalidad. Un diplomático tiene que ser un buen analista político y un observador político, es decir, uno tiene que estar en el país donde está acreditado y tiene que entender al país. No hay peor error que puede cometer un diplomático que no entender el país donde está acreditado. También hay que cuidarse del peligro de simpatizar demasiado con el país. Eso puede pasar. Siempre hay que tener en cuenta que tú estás ahí para defender los intereses de Cuba.
Uno no sabe si la persona con quien uno tiene que tener una discusión más o menos áspera, mañana te tienes que sentar a negociar.
(JB): Claro, es como una especie de síndrome de Estocolmo diplomático.
(CA): Buenos Aires, por ejemplo, en la época buena. Yo estuve en Buenos Aires en una época donde todo se podía hacer, en el buen sentido de la palabra, y uno disfrutaba de esa vida cultural, que es espectacular. Pero también estuve en una época en que corría el peligro de que me secuestraran todos los días y tenía que andar con mucho cuidado. Ser un buen analista político, tener capacidad de representar a tu país, defender los intereses y los valores, pero sin caer en la chancletería. Esas son cosas fundamentales en un diplomático.
Diplomacia multilateral: principios e intereses
(MC): Claro. Carlos, ¿y qué papel juega hoy la diplomacia en el escenario internacional para las relaciones entre dos países?
(CA): Bueno, se ha complicado mucho, porque hoy en día con la tecnología que hay es muy fácil para un jefe de Estado hablar con otro jefe de Estado. Hoy hay llamadas telefónicas. Eso no existía antes. Cuando empezó la diplomacia, el embajador era el que hablaba en nombre de su jefe de Estado y siempre ese embajador tenía que estar muy consciente de lo que estaba diciendo y tener una buena conexión con su jefe de Estado. No vaya a ser que dijera algo que le cortara la cabeza. Entonces, hoy la diplomacia se ha complicado mucho. Hay también dos incorporaciones importantes en los últimos 30-40 años, quizás más. Una es la diplomacia multilateral. Buena parte de la diplomacia no es la relación bilateral entre dos países, sino la actividad que haces tú como representante diplomático de tu país en foros donde están otros países representados.
Donde ahí también se tensiona todo, porque tienes que estar muy consciente de que quizás lo que le digas a alguien no le caiga bien a otra persona y si cometes la indiscreción puedes caer en un problema. Y el segundo elemento es algo que se ha discutido mucho, inclusive a veces se ve con mucha prevención, animadversión, que es la diplomacia pública. Hoy todos los países hacen diplomacia pública.
Tienes que estar muy consciente de que quizás lo que le digas a alguien no le caiga bien a otra persona.
(MC): Espérate, Carlos.
(JB): Va a ser poco diplomático pararte ahí, pero es que tenemos preguntas para eso.
(MC): No te nos adelantes.
(CA): Acuérdate que yo soy profesor también.
(MC): Carlos, es que tú estabas hablando, por ejemplo, de esto de que si le dices a una persona algo que no le gusta a otra. Pero a mí se me ocurre otra situación. Digamos que hay un diplomático que está en otro país y que le piden hacer algo, ejecutar una acción, y que ese diplomático cree que no es lo correcto o no es lo más inteligente o, quizás, no es estratégico.
(JB): Pongamos, por ejemplo, para aterrizarlo un poco más, la política cubana ahora que tiene un acercamiento con Rusia. Supongamos que hay un diplomático que piensa que llevar al extremo, como se hace, estar de acuerdo en las votaciones, mantener el mismo lenguaje que utiliza Rusia, que eso puede ser incómodo para Cuba, o malo, teniendo en cuenta las relaciones con el resto del mundo. Por supuesto que esa persona se debe a su trabajo y debe obedecer, pero, ¿son comunes este tipo de situaciones?
(MC): ¿Y qué hacen en ese caso?
(CA): Bueno, son comunes, eso se da muy a menudo. Por ejemplo, en el caso que tú me estás hablando, es obvio que la acción que tomó el presidente Putin en Ucrania en febrero del 2022 fue una violación del derecho internacional. Ahí no hay ninguna duda. Fidel lo dijo, por ejemplo, cuando la invasión de la Unión Soviética a Checoslovaquia. Él dijo, «esto viola los principios del derecho internacional y, además, crea un peligro para nosotros, porque nosotros defendemos el principio de no intervención». Ahora, por ejemplo, yo he dicho, —y esto me ha costado mucha discusión— porque la gente te dice, «Cuba apoyó a Rusia». Les digo, «no, analiza bien las declaraciones cubanas». Cuba apoyó a Rusia en todo el aspecto diplomático. Siempre dijo que estaba de acuerdo, que había que buscar una solución diplomática, pero después de la invasión, lo único que ha dicho Cuba, en general, se ha negado a atacar directamente a Rusia o criticar directamente a Rusia, pero sí ha criticado el hecho. En el sentido que ha dicho: «Cuba defiende el derecho internacional que busca la paz…»
Es obvio que la acción que tomó el presidente Putin en Ucrania en febrero del 2022 fue una violación del derecho internacional.
Esto, por supuesto, ha sido muy controversial. Hay sectores de la sociedad cubana que hubieran preferido una condena. Yo creo que no era posible porque hay que reconocer que Rusia se ha portado muy bien con Cuba. Ahí hay otro principio también, hay otro valor, que es el valor de la amistad. El valor de la relación amistosa en momentos críticos. Por ejemplo, durante la pandemia del covid, Rusia tuvo una actitud hacia Cuba que no fue la actitud de Estados Unidos. Entonces, ¿por qué digo esto? Porque alguna gente me ha dicho, algunos americanos que yo he visto últimamente, me dicen que en Estados Unidos están muy di