La economía cubana desde el año 2020 viene atravesando una crisis energética profunda, dado que la demanda de energía eléctrica de todos los actores económicos es superior a la oferta de las plantas productoras en el país. No es algo novedoso, ya el país pasó una situación similar a mediados de los años 2000, lo que condujo, entre otras acciones, a introducir en el Sistema Eléctrico Nacional los grupos electrógenos, y a crear el programa de gobierno conocido como Revolución Energética, etc.
El elevado déficit de generación eléctrica de abril y mayo del 2024 es uno de los temas de más impacto en la vida de la población cubana, por el excesivo calor que se acentúa debido al aumento de las temperaturas en todo el planeta, a lo que se suma la falta de alimentos y la galopante inflación existente.
Todo parecía que se habían superado esos angustiosos cortes eléctricos de periodos anteriores, sin embargo, a mediados del 2021, se produjo una nueva dificultad y comenzaron los llamados apagones que hoy, a nivel popular en ciertas regiones, especialmente del centro hacia el Oriente, se dicen alumbrones porque hay más horas de cortes que de electricidad.
Especialmente del centro hacia el Oriente se dicen alumbrones porque hay más horas de cortes que de electricidad.
Se pueden esgrimir múltiples razones que produjeron la llegada a esa situación, pero la que más se destaca es la relacionada a las pocas inversiones realizadas en las plantas termoeléctricas existentes. No se realizaron los mantenimientos capitales en las unidades termoeléctricas con una alta obsolescencia tecnológica debido a su antigüedad. Se pensó que, con la inversión en grupos electrógenos aislados, se había amortiguado la necesidad de invertir en plantas más grandes.
Lo que era evidente pasó factura, esos grupos electrógenos eran de emergencia ante una crisis, no se instalaron para sustituir las grandes plantas, además, generalmente funcionan con diesel y fuel, combustibles mucho más caros que el petróleo crudo que necesitan las termoeléctricas y que deben importarse completamente. Ante la subida de precios en el mercado internacional el mantenimiento de los niveles de importación resultó imposible.
Es más que conocida la entrada de la economía cubana en un colapso, sin las suficientes divisas para comprar el combustible que se necesita, a pesar de los acuerdos favorables existentes con México, Venezuela y Rusia. No se debe olvidar que la situación política es aún adversa, con un bloqueo que no se modifica, créditos que no se consiguen, deudas que no se pagan, etc.
Recientemente el director de la Unión Eléctrica Nacional se refería a que el sistema eléctrico necesita unos 300 millones de dólares anuales, y que no se había dispuesto de esa cantidad en los últimos años. Pero agregaba que el problema no solo se quedaba en la generación, sino que las redes necesitan también su mantenimiento o sustitución.
Todavía es necesario esclarecerle a los hacedores de política que la economía tiene sus reglas, y que una medida tomada inadecuadamente afecta al resto de las actividades, por múltiples factores que no es el objetivo de este comentario; las zafras prácticamente han desaparecido, pero estas aportaban cierta energía eléctrica al sistema electroenergético nacional de forma significativa. En 1990, antes del cierre de los centrales azucareros en el 2002, en tiempo de zafra se aportaban unos 1 440 gigawats hora al sistema; hoy no llega ni a 270 gigawatts hora su aporte. Se trata, por demás, de una energía más limpia, como subproducto de la caña, pues el bagazo se convierte en combustible para producir energía en sus calderas.
Todavía es necesario esclarecerle a los hacedores de política que la economía tiene sus reglas, y que una medida tomada inadecuadamente afecta al resto de las actividades.
Una pregunta que habría que hacerse hoy es: ¿cuál es la generación actual de la Bioeléctrica construida con tecnología china con una inversión de centenares de millones de dólares en el central Ciro Redondo de Ciego de Ávila?, ¿se encuentra funcionando? Además, había planes de construir otro grupo de bioeléctricas en todo el país, ¿qué pasó con estos?
Sin electricidad no hay desarrollo económico
Ha sido evidente que desde el 2019 la generación bruta de electricidad ha venido disminuyendo año por año, tanto por las termoeléctricas, como por la producida por los grupos electrógenos. Y eso ha venido impactando fuertemente al sector residencial, pero también a la industria nacional.
Hay que destacar que ha ocurrido una reducción del 26% de la generación entre 2019 y 2023, y a la vez hay un aumento de la dependencia de «importaciones» de electricidad. Actualmente los niveles de generación de energía son similares a los de hace 20 años. La pérdida de más de una cuarta parte de la generación eléctrica en apenas 4 años se asocia a la crisis económica en curso en Cuba y de mantenerse esa dinámica, no podría apoyar una recuperación económica, ya que se están paralizando las industrias y la agricultura por los cortes eléc