Samuel ya está bien junto a su familia. Foto: Invasor.
Todavía no sabe dónde el niño encontró el grano de frijol, ni en qué momento se lo metió a la nariz. Solo recuerda su terror de madre, cuando Samuel respiraba cada vez menos y los médicos hacían lo posible por salvarlo.
Fueron jornadas de angustia, de incertidumbre, y ella sentía que, mientras operaban a su hijo, la grisura de los pasillos hospitalarios la asfixiaba, le comprimía el pecho.
Lo cuenta ahora, desde el alivio y la gratitud, pero aquella mañana de abril creyó que perdería a su niño para siempre.
Respira tranquila, pues sabe que al pequeño le queda mucha vida por delante, y lo ve jugar contento, como si las semanas de desesperación y miedo que toda la familia afrontó fueran solo una pesadilla sombría y olvidable.
Mexy Romero Gámez, de 24 años, es la joven mamá de esta historia, y ha querido revivirla con la esperanza de que su experiencia sirva de aprendizaje a otros, y también para agradecer, una vez más, a los médicos y enfermeras que ganaron un final feliz para este relato.
“El niño, que ya tiene dos añitos, se pasa el día correteando por la casa. En aquel momento, yo estaba en la cocina y lo perdí de vista unos minutos. No vi que tuviera nada en las manos. Cuando volvió hacia nosotros, vino corriendo, fatigado. Pensé que era otra crisis de asma y le apliqué su espray.
“Por la mañana, cuando despertamos, Samuel empezó a ponerse más malito: se dormía, le costaba trabajo respirar. Ahí ya me asusté bastante y fui con él al consultorio. Minutos después, la doctora nos llevó en una motorina hasta la posta médica de Jicotea, el poblado donde vivimos, y allí nos remitieron para el hospital de Ciego de Ávila. Como no había ambulan
Llamada urgente
El 4 de abril, sobre las 11:00 de la mañana, en el Cuerpo de Guardia de Pediatría del Hospital Provincial General Docente Doctor Antonio Luaces Iraola, de Ciego de Ávila, reciben una llamada del puesto médico de Jicotea. Desde allí reportan el traslado de un niño de dos años, con dificultad respiratoria y sospecha de broncoaspiración de cuerpo extraño.
Rápidamente, el médico de guardia pide la colaboración de otros colegas y, una vez llegado el pequeño Samuel, es evaluado por un equipo de pediatras, entre los que se encuentra la doctora Yohanka Solares Miranda, de la Terapia Intensiva Pediátrica.
“Venía con una marcada insuficiencia respiratoria, y alternaba períodos de somnolencia con otros de visible agitación. Una vez revisado el caso, decidimos trasladarlo a la Unidad de Cuidados In