Pedro Cabrera lo confiesa: cuando comenzó a corretear por estas lomas siendo apenas un niño, jamás pensó que algún día podrían convertirse en un destino turístico para miles de personas de Cuba y de otras partes del mundo.
Por eso, en ocasiones todavía le parece que no es verdad, que es apenas un sueño del que pudiera despertar en cualquier momento; pero Rocío del sol, ese proyecto que durante años se ha estado gestando en los bosques del municipio pinareño de Guane, se vuelve cada vez más real en la medida en que avanzan los senderos y los miradores, se acondicionan las áreas de baño y se construyen las cabañas.
En medio de una geografía sorprendente y llena de bellezas de la flora y la fauna, es uno de los dos primeros centros turísticos de desarrollo local sostenible que se levantan en Vueltabajo (el otro se ubica en el municipio de La Palma), y parte de la premisa de mantener una relación amigable con el medioambiente.
En todo momento se ha tratado de que el impacto sobre la naturaleza sea el menor posible, y que en las construcciones que ya están listas o en las que se encuentran en proceso, no se realicen movimientos de tierra (todo es hincado sobre horcones), que se aproveche al máximo la luz solar y que se empleen materiales locales como la madera y el guano.
Aunque todavía queda mucho trabajo por delante, Pedro señala que ya han pasado por acá más de 4 000 personas.
«Aquí hemos tenido visitantes de toda la provincia y de otros países como Estados Unidos, Alemania, España, Canadá», dice.
Rocío del sol es resultado del esfuerzo conjunto de la Empresa Agroforestal Macurijes (responsable de esta área en la que se halla enclavado el centro turístico, y principal ejecutor) y el Gobierno municipal de Guane, en estrecha colaboración con la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca y la dirección de desarrollo territorial del Gobierno de Pinar del Río.
El proyecto contará con un centro de visitantes, 15 cabañas para el alojamiento, bar-cafetería, restaurante, áreas de baño en las piscinas naturales que han formado las aguas cristalinas del río Guasimal.
Además, un sitio para la meditación y tres para el descanso en hamacas, y una serie de opciones típicas del turismo de naturaleza como las caminatas, el senderismo, las cabalgatas, el canopy y las bicicletas de montaña.