El preso político Adel de la Torre Hernández, que cumple siete años de privación de libertad en la prisión habanera 1580, denunció que las autoridades y el personal penitenciario afectan la dignidad y la integridad física de los reclusos con enfermedades mentales.
En una carta enviada a su madre, Anayl Hernández Collado, Torre Hernández clama a las organizaciones de derechos humanos que intervengan para que cesen los malos tratos contra aquellos que sufren “una enfermedad no provocada por ellos mismos, y que son incapaces de defenderse física y verbal [sic]”.
“Mamá habla con los derechos humanos de las injusticias que están sucediendo aquí. Papá te va ayudar, hazlo por mí, pues fue Dios quien hizo que yo viera el dolor. Tú puedes quejarte”, escribe Torre Hernández, un paciente de esquizofrenia paranoide de 27 años.
“Háblales de esto que está sucediendo. No deseo ponerte en una situación difícil, solo haz lo que tu corazón te diga, pues sé que si fuera a mí ya recorrerías el mundo con tal de ayudarme y de hacer justicia. Haz voz, tócale corazón a las personas con tu palabra. No es para hacer mal, sino porque yo también estoy preso y soy un hombre enfermo”.
La Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes