En el imaginario popular cubano, la rendición de cuentas se vincula principalmente con la que, de manera periódica, realizan los delegados del Poder Popular a sus electores, pero el presente trabajo no tiene que ver con ese particular y necesario mecanismo democrático –que todavía requiere mejoras–, sino con otro que es igualmente vital para la construcción de un socialismo sostenible, que se base en el real empoderamiento de la clase trabajadora, se está haciendo referencia a la que debe realizar la administración a los colectivos laborales. Esta modalidad de rendición de cuentas es menos conocida o tal vez menos identificable.
¿Cuántas veces no hemos participado en una reunión de trabajadores y afiliados? ¿Acaso no nos hemos visto implicados en una reunión donde se discute el presupuesto de la entidad laboral a la cual pertenecemos? ¿O nos han invitado a participar en el consejo de dirección, en el cual se ha informado o discutido cuestiones que trascienden a la empresa y al colectivo laboral? ¿No nos hemos preguntado que si la empresa estatal socialista, en sus diferentes formas de organización, gestiona recursos que son de todos, por qué no nos tienen más en cuenta en nuestra condición de trabajadores?
A raíz de un estudio de campo que realizaran la Contraloría General de la República y la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), de conjunto con las facultades de Derecho y Psicología de la Universidad de La Habana, se obtuvo como principal resultado que existen diferentes espacios y oportunidades para la rendición de cuentas en las entidades empresariales estatales, pero se constató que presentan dificultades y limitaciones que atentan contra la finalidad de este mecanismo: la participación real y consciente de los trabajadores en el control de la gestión administrativa, lo que repercute negativamente en el sistema de control interno que debe implementarse en cada una de esas entidades.
La rendición de cuentas no es un invento del socialismo. Lo que se pretende en el marco de este sistema es una apropiación revolucionaria de la misma, o sea, convertirla en un principio de funcionamiento de las diferentes estructuras de organización, sean políticas, económicas o sociales. Por tal razón, la rendición de cuentas se asocia a la participación, al control y a la democracia socialista, pero no puede quedar en el papel, en la norma y en el discurso, tiene que regularse y concretarse en la realidad con toda su extensión y fuerza. Tiene que convertirse verdaderamente en un estilo de gobierno, de dirección y de trabajo eficaz, o sea, ha de rendir resultados, ha de transformar y empoderar. Tiene que devenir en una forma de comportamiento, tanto para “los de arriba” como “para los de abajo”, entendido los primeros como aquellos que representan intereses públicos o generales, o gestionan recursos y bienes que son de todos.
Hablar de la rendición de cuentas administrativas a los trabajadores obliga a revisitar los artículos 1, 18 y 20 de la Constitución. No se puede obviar, bajo ninguna circunstancia, lo que significan e implican los hechos jurídicos y políticos de que con la reforma constitucional de 2019, se haya reconocido que Cuba es un Estado socialista de derecho y justicia social, democrático, organizado con todos y para el bien de todos como república unitaria e indivisible, fundada en el trabajo; en relación con el segundo de los artículos mencionados, se haya reafirmado que en la República de Cuba rige un sistema de economía socialista, basado en la propiedad de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción como la forma de propiedad principal; y por último, se haya reforzado la participación de los trabajadores, especificándose además, que estos controlan la economía. Esto último quiere decir que los trabajadores tenemos el derecho de vigilar el uso de los recursos públicos y supervisar la gestión que hace la administración de una empresa sobre estos.
Sin embargo, controlar es una acción que requiere de una cultura y una manera específica de hacer, es decir, necesita de método, de organización y de convicción. En Cuba, desafortunadamente, el control eficiente y sostenido, continúa siendo una asignatura pendiente, en varios órdenes de la sociedad.
El 26 de abril del presente año, se publicó en la Gaceta Oficial de la República la Resolución No 146/2024 de la Contralora General de la República, que contiene la “Metodol