La noticia es que el gobierno de los Estados Unidos informó este martes 28 de mayo algunas medidas con el objetivo de promover el desarrollo del sector privado en Cuba. Están dirigidas a empresas privadas, cooperativas independientes del Estado y trabajadores autónomos. Lo más importante es que otorga acceso, con ciertas condiciones, al sistema bancario norteamericano y transacciones internacionales, así como a plataformas de pago online y servicios de otras plataformas en internet.
La más esperada ha sido la posibilidad para los nacionales cubanos de «abrir, mantener y utilizar de forma remota cuentas bancarias estadounidense mediante plataforma de pago en línea para realizar transacciones autorizadas». El comunicado también afirma que los programadores y desarrolladores cubanos podrán «ofrecer su software y aplicaciones móviles en las tiendas de aplicaciones globales».
El anuncio llega 15 días después de que Cuba fuera retirada de la lista de países que no cooperaban con los esfuerzos antiterroristas de los Estados Unidos.
Hace algunos años, cuando Barack Obama estuvo en la presidencia, fue aprobada una medida similar, pero en aquella ocasión solo se permitió a los empresarios antillanos utilizar sus cuentas mientras estuvieran en los Estados Unidos. Después fue derogada en el gobierno de Donald Trump y regresa ahora, con un poco más de alcance, ya que se podría utilizar la cuenta no solo desde la Isla, sino también desde un tercer país.
Todavía es muy pronto para saber qué plataformas y servicios online serán desbloqueados.
Los empresarios cubanos actualmente son más de 11 mil, según estimados norteamericanos, y ya emplean a más del 35 por ciento de los trabajadores nacionales e importan un valor aproximado de más de 1000 millones de dólares en el más reciente año.
Solo quedan excluidos de estas medidas los funcionarios gubernamentales, los militantes del Partido Comunista de Cuba, militares y, probablemente, familiares y otras personas vinculadas a la jerarquía política.
La cancillería cubana no tardó en reaccionar y el mismo día acusó en un comunicado a Washington de tener «una visión distorsionada de la realidad cubana» y de no tocar el cuerpo fundamental del «bloqueo económico».
Johana Tablada, subdirectora general para Estados Unidos en el Ministerio de Relaciones Exteriores cubano dijo que, aunque consideran las medidas insuficientes, no van obstaculizar su aplicación. El presidente Miguel Díaz-Canel respondió al día siguiente con una retórica parecida.
Hace dos años, en el mismo mes de mayo, Joe Biden prometió a los empresarios cubanos independientes apoyo para su crecimiento. Hasta esta semana esa promesa no se había empezado a hacer realidad.
Algunas de estas disposiciones habían sido anunciadas en septiembre de 2023 en vísperas de la visita de varios empresarios cubanos a Estados Unidos, sin embargo, días después fueron frenadas. En aquel momento, Alfonso Larrea, uno de los organizadores del viaje declaró a La Joven Cuba: «me consta por la presencia en el evento de funcionarios del Departamento de Estado, que ellos estaban preparados para las medidas. Creo que los primeros decepcionados fueron ellos».
Expertos opinan que probablemente la fuerte objeción del senador demócrata Bob Menéndez en un puesto clave en la cámara alta y el sensible equilibrio en el Congreso lo disuadieron de implementar lo anunciado.
Esto significa que, aunque son bienvenidas las medidas, no solo dependen de cómo son aplicadas por las instituciones bancarias y las empresas estadounidenses, sino también de cómo el gobierno cubano, a pesar de decir lo contrario ahora, también decida en el día a día de las operaciones comerciales.
Asimismo, las ordenanzas han sido redactadas de manera que no obstaculicen las leyes que conforman el entramado de medidas unilaterales coercitivas. Llegan a cinco meses de unas elecciones p