En jurisprudencia, la duda razonable sostiene que se requiere una prueba de culpabilidad más allá de toda duda lógica para condenar a un acusado. En todo caso, debe ser más que una duda imaginaria o voluntarista. A menudo se define judicialmente como aquella duda que haría que una persona razonable dudara antes de actuar en un asunto de importancia.
Por ley, el acusado tiene que ser declarado culpable “más allá de toda duda razonable”, lo cual significa que las pruebas deben ser tan sólidas que no quepa ninguna sospecha de que cometió el delito.
“Una duda razonable es una duda basada en la razón y el sentido común después de una consideración cuidadosa e imparcial de todas las pruebas del caso. Por lo tanto, la prueba más allá de toda duda razonable es una prueba de carácter tan convincente que usted estaría dispuesto a confiar en ella y actuar en consecuencia sin dudarlo”.
En el juicio contra Trump en Manhattan, expertos legales aseguran que la defensa “ha hecho un trabajo eficiente”, pero se refieren, en lo fundamental, no a su labor en general (bastante criticada por juristas y por cierta zona de la prensa), sino a la sesión en la que el abogado de Trump, Todd Blanche, “cogió a Cohen en el brinco”, para decirlo en cubano, acerca de una llamada telefónica. Y en un acto de histrionismo calculado de antemano le gritó “mentiroso” en su propia cara…
Hay aquí un problema. Y es que, por lo mencionado, incluso con pruebas y testimonios sólidos, la condena a Donald Trump está lejos de estar marcada como inexorable. Un jurado de 12 miembros es el responsable de determinar si el expresidente es culpable o no de los delitos imputados.
“Todas las piezas están ahí. ¿Pero están ahí más allá de toda duda razonable?”, se pregunta la exfiscal de Brooklyn, Julie Rendelman. “No sé”, se responde. ”Solo hace falta un miembro del jurado” para anular el caso.
En efecto, si un solo miembro rechaza el testimonio de Cohen, la fiscalía no podría vincular a Trump directamente con los delitos enunciados. Quedaría libre.
El pueblo del estado de Nueva York v. Donald Trump
El caso contra Trump se ha extendido durante cuatro semanas en las que los fiscales han presentado el primero de la historia en el que se acusa a un expresidente de delitos penales. Han llamado a testigos clave para fundamentar su acusación, en concreto, que Trump dirigió un pago para callar a una estrella porno y autorizó un plan de reembolso para evitar que un escándalo sexual afectara su campaña presidencial de 2016.
También han demostrado que se coordinó toda una estrategia para “interceptar y matar” historias adversas al candidato republicano desde el tabloide amarillista National Enquirer. Y colectaron/presentaron conversaciones y documentos tratando de probar los 34 cargos de falsificación de registros comerciales de los que se le acusa.
Un matiz importante: la acusación contra Trump no es por los pagos de dinero en sí mi