Por Juan Palop
Para Gladys Bejerano, contralora general de Cuba, el caso de corrupción más sonado del país en décadas, el del ex viceprimer ministro y exministro de Economía Alejandro Gil, se sintió como una “traición”.
La máxima auditora de ministerios y empresas estatales de la isla destaca en una entrevista a EFE las “connotaciones” del escándalo, convirtiéndose en el primer alto cargo cubano en hablar sobre Gil desde que se anunció hace dos meses la investigación.
“Duele y duele mucho porque uno piensa como compañero –y el pueblo, como cubano– que una persona que ha estado a ese nivel, que ha estado manejando las situaciones, los sacrificios que ha habido que hacer,.. Que no tenga una actitud en correspondencia, realmente uno lo siente como una traición, como algo que no es lo correcto, y así lo sentimos todos. Pero hay moral y hay valentía para enfrentarlo”, asegura.
Bejerano, de 77 años, lleva 15 al frente de la Contraloría General y 20 auditando. Aboga por extraer “enseñanzas” de esta “lección tristemente negativa”.
Gil fue cesado como ministro de Economía el pasado 2 de febrero sin explicaciones públicas, pero el 7 de marzo el presidente Miguel Díaz-Canel anunció que estaba imputado por “graves errores”. Habló, sin detalles, de “corrupción”, “simulación” e “insensibilidad”.
“Cada vez que ha habido un hecho, se ha hecho público. Eso se lo puedo asegurar”, dice esta integrante del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC, único legal), convencida de que “más pronto que tarde y en la medida de ser objetivo” se aportará “toda la información”.
Recalca que el sistema cubano no minimiza la corrupción “ni por el monto ni porque sea de abajo o arriba”, aunque