(Versiones Taquigráficas – Presidencia de la República)
Ignacio Ramonet.- Presidente, primero agradecerle mucho la gentileza que ha tenido concediéndonos esta entrevista.
Esta va a ser una entrevista de una decena de preguntas que vamos a dividir en tres bloques: un bloque consagrado a la política interior, a la situación interior en Cuba; un segundo bloque sobre economía, esencialmente economía en Cuba, obviamente; y un tercer bloque sobre la política internacional.
La primera pregunta entonces de política interior es la siguiente:
Para muchas familias en Cuba desde hace poco tiempo, dos o tres años, la vida cotidiana se ha vuelto particularmente difícil: hay penurias alimentarias, hay inflación, hay carencias en los servicios públicos. El bloqueo económico comercial y financiero impuesto ilegalmente por Estados Unidos ya existía, y lo que le quiero preguntar es qué ha ocurrido en estos últimos tiempos para que las cosas se hayan degradado de tal manera.
Miguel M. Díaz-Canel.- Bueno, Ramonet, ante todo te agradezco la oportunidad que nos das de conversar contigo, siempre es muy interesante para uno poder compartir contigo puntos de vista y también oír tus comentarios sobre estos temas. Y me has hecho una pregunta muy interesante, porque muchas personas preguntan por qué si ha existido bloqueo durante tanto tiempo, ¿qué es lo que distingue en los momentos actuales el bloqueo?
Creo que hay que partir de que, en primer lugar, hoy el bloqueo tiene una característica cualitativamente diferente; hoy estamos hablando de un bloqueo recrudecido y, además, apoyado ese recrudecimiento por otro componente, que es la inclusión de Cuba en una lista espuria que a su antojo determina el Gobierno de los Estados Unidos sobre países que supuestamente apoyan el terrorismo.
Sobre todo, te voy a hacer una comparación que yo creo que es la mejor manera de ilustrar lo que cambia de un momento a otro, si comparamos cómo era la vida de las cubanas y los cubanos hasta el año 2019 o hasta el segundo semestre de 2019, y cómo ha sido la vida después de ese segundo semestre de 2019, que es lo que enmarca también o diferencia estos dos momentos.
En primer lugar, nosotros somos un país que ha sufrido las limitaciones y las adversidades que nos impone el bloqueo durante más de sesenta años; un bloqueo ilegal, injusto, anacrónico como política y cargado, sobre todo, de una perspectiva prepotente del Gobierno de los Estados Unidos.
Cuba no se ha quedado cruzada de brazos nunca y nosotros hemos desarrollado una capacidad de resistencia. Yo, incluso, después de las vivencias que tuvimos en la COVID-19, digo que es una resistencia creativa, porque el país no ha sido solo capaz de resistir los embates del bloqueo, sino que el país en esas condiciones ha avanzado, ha aportado, ha crecido como nación y, además, se ha desarrollado; o sea, no es quedarte resistiendo solo y no hacer nada más.
Bajo todos esos conceptos y todas las estrategias que ha tenido la Revolución hemos podido mantener un determinado nivel de actividad económica, de exportaciones, de apoyo a programas sociales de alto impacto en nuestra población y hemos vivido, aunque detenido nuestro sueño o ralentizadas todas nuestras aspiraciones, precisamente, por los efectos del bloqueo, que te digo categóricamente que es la causa que más frena nuestro desarrollo económico. Y yo siempre digo: si bloqueados hemos sido capaces de tantas cosas, de qué no hubiéramos sido capaces sin estar bloqueados; pero esas serán hipótesis que hay que convertirlas en tesis con estudios, con comprobaciones, con análisis de datos, que no es el caso de lo que nos atañe ahora.
En 2019 este país recibía ingresos por exportaciones a partir de nuestras producciones exportables y competitivas en el mercado internacional, porque había una vitalidad de la actividad económica del país; el país recibía una cantidad importante de remesas; recibía ingresos notables por la actividad turística –recuérdese que nosotros llegamos a tener casi cuatro millones y medio de turistas en un año–, y teníamos créditos de varias instituciones financieras, créditos gubernamentales de países con los que tenemos muy buenas relaciones y también créditos de programas, de agencias, que nos permitían elaborar y apoyar proyectos.
Por otra parte, teníamos un suministro estable de combustible sobre la base de convenios con países amigos, con países hermanos, que hacían que nosotros bajo esos convenios no tuviéramos que gastar de los ingresos de divisas que recibíamos prácticamente nada en combustible, porque todo eso tenía una compensación a partir de servicios que nosotros damos a esos países hermanos.
Por lo tanto, en todas esas condiciones teníamos ingresos en divisas que nos permitían importar materias primas para desarrollar nuestros principales procesos productivos en la magnitud en que podíamos tener esas cosas con las limitaciones del bloqueo; podíamos comprar alimentos para satisfacer la canasta básica, incluso podíamos comprar alimentos y otras mercancías que poníamos en las tiendas –en aquel momento eran las tiendas que funcionaban en CUC, y en el mercado interno en moneda nacional–, por lo tanto, nuestro mercado interno tenía un determinado nivel de abastecimiento.
Teníamos disponibles divisas con las cuales podíamos lograr un mercado cambiario legal, controlado por el Estado, donde se podían realizar operaciones de compra y venta de divisas con su equivalente en moneda nacional. Teníamos un nivel aceptable de capacidad para pagar nuestras obligaciones de deudas con países o con empresas que han invertido en Cuba, incluso con la inversión extranjera. Y teníamos una capacidad también de dinero para las compras de las piezas de repuesto, de los insumos más importantes para nuestra economía.
Por lo tanto, había una oferta en el mercado interno y había una adecuada relación de oferta/demanda que permitía que los niveles de inflación fueran pequeños.
Todo esto provocaba una retroalimentación: los procesos productivos, una buena actividad productiva daba más fondos exportables, más ingresos; el turismo se desarrollaba, daba más ingresos, y todo eso se iba revolviendo y llegamos a una determinada situación, yo diría, de estabilidad, sin lograr todavía la prosperidad a la que aspiramos, y estamos en un proceso de perfeccionamiento de nuestro sistema económico-social, y, por otra parte, también con todo un grupo de planteamientos, de visiones, de postulados y lineamientos con relación al Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030, y vivíamos de esa forma.
Ignacio Ramonet.- Eso fue hasta el 2019.
Miguel M. Díaz-Canel.- Hasta el segundo semestre de 2019.
En el segundo semestre de 2019 la administración Trump aplica más de 240 medidas que recrudecen el bloqueo, y aquí entra el primer concepto: bloqueo recrudecido; recrudecen el bloqueo, e incluso, se aplica por primera vez el Título III de la Ley Helms-Burton, que nunca se había aplicado y que logra un impacto tremendo, sobre todo, de presión en inversionistas extranjeros, en los que ya han invertido, en los que pensaban invertir, y les da todo un apoyo a aquellos que fueron parte de las confiscaciones que con toda justicia el Gobierno Revolucionario realizó en los primeros años de la Revolución.
Con estas medidas de recrudecimiento se cortan de golpe todas nuestras fuentes de ingresos en divisas; disminuye el turismo notablemente, porque el Gobierno de los Estados Unidos niega el derecho al pueblo norteamericano a hacer turismo en Cuba; se cierran los cruceros, que era una parte importante de la afluencia de turistas a Cuba; se organiza una enorme persecución energética y financiera. Hay más de 92 bancos o entidades financieras internacionales sancionadas o presionadas por el Gobierno de los Estados Unidos, por lo cual han cesado sus relaciones de intercambio financiero con Cuba.
Se cortan las remesas, que era una fuente importante de ingresos al país. ¡Ah!, y, por otra parte, han presionado también y han aplicado muchas sanciones contra países amigos y hermanos que nos suministraban establemente combustible. Por lo tanto, empezamos a tener déficit de combustible; empezamos a tener déficit de disponibilidad de divisas.
Con estos dos elementos, por una parte, se nos desestabiliza el sistema electroenergético nacional, porque nosotros somos capaces de garantizar el funcionamiento de las termoeléctricas con el crudo nacional; pero las termoeléctricas no cubren toda la demanda eléctrica del país, sobre todo en los momentos pico, y tenemos que echar a funcionar otras plantas de generación distribuida que funcionan fundamentalmente con diésel y con fueloil; al no tener esos combustibles, nos quedamos con déficit.
Por otra parte, al tener menos disponibilidad de divisas no pudimos comprar a tiempo los insumos y las piezas de repuesto necesarias para mantener todo el sistema electroenergético nacional que, además, es un sistema ya con un determinado nivel de obsolescencia; eso acrecienta las roturas, provoca que se alarguen los mantenimientos y todo eso conspira contra la estabilidad del sistema electroenergético nacional y, en esas condiciones, empezamos a padecer los molestos apagones. Incluso, para disminuir esos apagones tuvimos que cerrar o limitar un poco el nivel de actividad productiva, un grupo de actividades de la economía.
Y como parte de estas mismas limitaciones en divisas empezamos a no disponer de determinados insumos y materias primas para procesos productivos importantes. Y la poca divisa que tenemos, la tenemos que dedicar a comprar combustible, que antes no teníamos que hacer ese gasto porque teníamos otros mecanismos de solución de este problema.
Aumentan los precios en el mercado internacional, porque también en esto está la crisis multidimensional que sufre el mundo.
Ignacio Ramonet.- Empieza la COVID-19 también.
Miguel M. Díaz-Canel.- Está la COVID-19, que entramos en el año 2020, después. Están los temas de la subida de precios en el mercado internacional como parte de la crisis multidimensional; están los efectos del cambio climático, y nosotros hemos sido afectados por intensas sequías, por intensas lluvias en todo este tiempo y también por huracanes de determinadas intensidades que han provocado muchos daños a la economía. Todo eso creó un ambiente de escasez de medicamentos, escasez de alimentos, escasez de combustible.
Ignacio Ramonet.- Dificultades en el transporte.
Miguel M. Díaz-Canel.- En el transporte. Y va incidiendo también en nuestros programas sociales y en el bienestar de la población, y va construyendo una realidad muy compleja.
En el primer mes del año 2020, solo cuando quedaban alrededor de ocho o diez días para que Trump abandonara la Casa Blanca, nos incluye en la lista de países patrocinadores del terrorismo.
Ignacio Ramonet.- La inclusión en la lista de países que favorecen el terrorismo.
Miguel M. Díaz-Canel.- Y ahí sí, de golpe, todas las agencias bancarias y todas las instituciones financieras nos dejan de dar créditos. Por lo tanto, nosotros hoy somos un país que vive de la cuenta corriente, o sea, qué ingresaste en esta semana y cómo eso lo distribuyes entre una cantidad tremenda de prioridades que tiene el país que no pueden ser cubiertas con los ingresos de una sola semana.
Por lo tanto, se nos empiezan a afectar las disponibilidades de divisas para todas esas cosas que se habían acrecentado, ya no tenemos la misma capacidad para lograr en tiempo cubrir y honrar nuestros compromisos de pago de dividendos a entidades extranjeras, de pago de deudas a países o empresas con las que las tenemos.
Ignacio Ramonet.- O al Club de París.
Miguel M. Díaz-Canel.- No podemos desarrollar la actividad económica con toda la intensidad y las capacidades que poseemos y que necesitamos para ofertar los bienes y servicios; se nos crea un desbalance tremendo entre oferta y demanda y, entonces, se incrementan los precios y aparece la inflación en una magnitud muy grande.
Por otra parte, no tenemos la disponibilidad de divisas para operar un mercado cambiario estatal legal de manera eficiente y, por lo tanto, se nos crea un mercado ilegal.
Ignacio Ramonet.- Paralelo, mercado negro.
Miguel M. Díaz-Canel.- Paralelo, que manipula también la tasa de cambio y que casi se convierte en un elemento que impone los precios y que también contribuye al tema de la inflación.
En esas condiciones entró la COVID-19, que la COVID-19 no solo afectó a Cuba, afectó al mundo entero. Y desde nuestra visión humanista de Revolución, en tiempos de COVID-19 nuestro principal objetivo fue salvar la vida de las personas. Por lo tanto, una parte importante de todos los esfuerzos y de la poca divisa que entraba al país se puso en función de salvar la vida de la población: primero, sobre la base de protocolos de enfrentamiento a la enfermedad, utilizando o reposicionando medicamentos y productos biotecnológicos que ya había desarrollado la industria biotecnológica cubana para otras enfermedades y que tenían un determinado nivel de efecto en las condiciones de la COVID-19 y, posteriormente, como se conoce, con el enorme esfuerzo, el titánico esfuerzo y, yo diría, el ejemplar resultado de nuestros científicos, que forman parte de toda esa concepción que tuvo el Comandante en Jefe de en tiempos de Periodo Especial desarrollar un polo científico productivo, con un esquema cerrado de producción, donde está la incorporación de la ciencia y la innovación como fuerza productiva, e incorporados los procesos de producción, distribución y comercialización, que si no hubiéramos tenido ese desarrollo desde los años noventa hasta ahora, no hubiéramos podido tampoco enfrentar como se enfrentó la COVID-19.
Ignacio Ramonet.- Luego vamos a hablar de la COVID-19 y usted podrá desarrollarlo.
Miguel M. Díaz-Canel.- Sí, sí, después vamos a hablar. Y, sobre todo, el esfuerzo del sistema sanitario cubano.
Ignacio Ramonet.- Claro.
Miguel M. Díaz-Canel.- Pero, indudablemente, ahí todos los otros fenómenos se amplificaron y han continuado estos años; porque hay también que destacar que una de las características de este bloqueo recrudecido pasa por que lo aplicó una administración republicana, la de Trump; pero una administración demócrata ha mantenido igual, Biden. Ha sido un proceso acumulativo, sistemático durante cuatro años, una situación muy compleja para nuestra población, y, yo diría, cargada de una perversidad tremenda, que te la voy a demostrar cuando hablemos de la COVID-19.
Ignacio Ramonet.- Yo quisiera, señor Presidente, que hablásemos de un elemento que usted acaba de abordar que es muy molesto para la población en Cuba y que son los apagones.
Miguel M. Díaz-Canel.- Los apagones.
Ignacio Ramonet.- Yo creo que es uno de los problemas que más molestan a muchos ciudadanos. ¿Cómo puede usted evaluar la situación energética que tiene el país? Usted acaba de decir algunos elementos, pero, ¿qué perspectiva de solución puede anunciarles a los ciudadanos en Cuba?
Miguel M. Díaz-Canel.- Ramonet, hoy, en estos momentos en que estamos haciendo este encuentro, estamos en una situación sumamente compleja en el tema energético.
Hoy tenemos un sistema electroenergético inestable por varias razones que te voy a explicar ahora, y en estos momentos, en esta semana hemos sufrido fuertes apagones en todo el país, llevamos más de cinco días que no podemos cerrar en las veinticuatro horas el sistema electroenergético nacional, lo que quiere decir que en todo momento hemos tenido algún nivel de apagón, y eso, de manera sucesiva, indudablemente daña, complejiza la situación, provoca malestar, provoca incomprensiones y endurece la vida de los cubanos.
Aquí hay varios aspectos: primero, tenemos un sistema electroenergético que tiene un componente de termoeléctricas, de generación por energía térmica, que se resuelve con la producción de crudo nacional.
Ignacio Ramonet.- Nacional, que es un crudo pesado.
Miguel M. Díaz-Canel.- Que es un crudo pesado, con mucho azufre; pero ese necesita reparaciones, necesita mantenimientos sistemáticos, hacen falta más de 300 millones de dólares al año para mantener ese sistema electroenergético nacional, y esa disponibilidad no ha existido. Eso conlleva que tenga roturas y problemas tecnológicos con más frecuencia que la que debe ser normal en un sistema como este.
Tenemos otro grupo de fuentes de generación de energía eléctrica, que son motores de generación distribuida, sobre todo para usarlos en los horarios pico, que requieren diésel y fueloil, y no siempre hemos tenido los niveles de diésel y fueloil que necesitamos.
Como parte de toda esta situación de bloqueo, nosotros, por ejemplo, estuvimos desde el mes de octubre hasta el mes pasado sin que entrara al país diésel ni fueloil, y fuimos agotando las reservas que tenía el país –porque también tenemos un programa de ahorro–, eso nos provocó también, por falta de combustible, fuertes apagones, sobre todo, en el mes de marzo. A la vez, estos grupos generadores también necesitan piezas de repuesto, mantenimientos que se ven afectados.
Tenemos un pequeño componente ya con fuentes alternativas, sobre todo, con el uso de fuentes renovables de energía.
Por lo tanto, a nosotros nos puede fallar en las condiciones actuales la generación eléctrica por falta de combustible, por falta de mantenimientos o por la coincidencia de los dos factores.
Hoy, en estos momentos, no es tanto la falta de combustible la que nos está afectando como las problemáticas tecnológicas, y por otra parte tenemos una estrategia de mantenimientos que la hemos podido organizar en medio de esta circunstancia, sobre todo, apostando a que en el verano haya el menor nivel de afectaciones posibles a la población. Por lo tanto, en estos días se nos ha dado la coincidencia de varias plantas que tenían mantenimientos previstos, planificados y que se están desarrollando, pero simultáneamente se han roto otras.
Ignacio Ramonet.- ¿Y la renovable, Presidente, ustedes están apostando a la renovable?
Miguel M. Díaz-Canel.- Entonces, ahora me hablabas de las soluciones.
Nosotros estamos apostando a las fuentes renovables de energía, tanto la eólica como la fotovoltaica, el biogás, todo un grupo de concepciones; pero, sobre todo, la fotovoltaica, porque es una inversión que en menos tiempo logramos el montaje.
Hoy tenemos un grupo de convenios firmados, con garantías, que nos van a permitir en menos de dos años llegar a más de 2 000 megawatts. Eso nos pondría en otra situación energética, porque llevaría a lograr el objetivo que queremos, de antes del año 2030 tener más de un 20 % de energía renovable. Vamos a llegar a un 25 %, tal vez un poco más, en dependencia de cómo puedan funcionar estos temas.
Por lo tanto, eso nos va a dar como un primer impacto que en el pico del día podamos tener los grupos de generación distribuida sin funcionar y todo lo podamos cubrir con esta nueva energía.
¡Ah!, porque uno de los elementos que se me pasó explicarte es que en la misma medida en que salen de funcionamiento termoeléctricas, los grupos de distribución energética que están previstos, sobre todo para la hora pico, tienen que trabajar en hora de no pico, por lo tanto, se desgastan más que para lo que estaban previstos y no siempre logran compensar ese déficit.
Tenemos todo un programa, que lo explicó el Ministro de Energía y Minas hace unas semanas a toda nuestra población. Empiezan ahora sucesivamente a montarse y a habilitarse parques, y va a ir creciendo nuestra generación eléctrica por esta vía, o sea que va a haber un cambio sustancial en este año, y una consolidación el año que viene.
Una parte de esos parques con energía fotovoltaica van a acumular energía, por lo tanto, se podrán utilizar en las horas del anochecer. Además de darnos esa posibilidad, va a disminuir el consumo de combustible que se utiliza para eso.
Ignacio Ramonet.- Que se utiliza para producir.
Miguel M. Díaz-Canel.- Aquí hay dos salidas entonces: podremos dedicar más combustible a la economía, sobre todo a la producción de alimentos, a la agricultura, a los procesos productivos que hoy están muy limitados porque la mayor parte del combustible que tenemos, como es deficitario, lo ponemos en función de la generación eléctrica; y, por otra parte, disminuirán también nuestros gastos de compra de combustible.
Ignacio Ramonet.- De compra de hidrocarburos.
Miguel M. Díaz-Canel.- Pero, además, las termoeléctricas trabajarán en un régimen más cómodo, por lo tanto, del propio crudo nacional, que es exportable también, consumiremos menos; y una de las cosas que estamos haciendo, de las medidas que hemos tomado, es dar un grupo de pasos para seguir incrementando la producción de crudo nacional, con esa producción de crudo nacional poder exportar, y también nos ayuda a tener una fuente de financiamiento para todas estas inversiones que son costosas, ¡estas inversiones son muy costosas!, las inversiones en generación eléctrica.
Ese es un camino, yo diría, el más sostenible, porque, además, es totalmente coherente con todo lo que planteamos en política medioambiental, con todo el compromiso que tenemos en nuestros programas y en nuestros compromisos con las conferencias COP, de disminuir la emisión de CO2 al espacio, o sea, tiene toda una coherencia y garantiza un desarrollo sostenible.
También estamos buscando inversiones extranjeras que nos permitan potenciar, actualizar, mejorar los procesamientos de algunas de nuestras refinerías, que también nos permitiría entonces este crudo nacional, procesarlo.
Ignacio Ramonet.- Refinarlo.
Miguel M. Díaz-Canel.- Refinarlo, y lograr otros productos que también serían exportables o que nos servirían para el consumo nacional y tendríamos que importar menos de estos productos para el consumo nacional.
Hay todo un programa también de ahorro energético que va desde la cultura de la población…
Ignacio Ramonet.- Para reducir el consumo y no malgastar.
Miguel M. Díaz-Canel.- Reducir el consumo, no malgastar, y, por otra parte, hay todo un desarrollo de tecnologías fotovoltaicas, digamos más en el ámbito doméstico, de equipamientos que trabajan con fuentes de energía fotovoltaicas. También el cambio de luminarias por luminarias LED que son menos consumidoras y que, además, duran más en el tiempo, y todo ese grupo combinado de acciones nos va a llevar a una mejor situación electroenergética.
Eso está bien definido, está bien programado. Lamentablemente, para llegar a eso pasamos por momentos como estos, pero es una de las maneras en las cuales podemos superar los efectos del bloqueo con relación al tema energético.
Ignacio Ramonet.- Señor Presidente, en todo caso esta situación que usted describe y la precedente, con las dificultades, las penurias, ha provocado últimamente un fenómeno sociológico que no se conocía en Cuba, que son las protestas sociales. Por una parte, mucha gente está emigrando porque no soporta las condiciones actuales, y, por otra parte, las protestas que, aunque no han sido masivas, sí han sorprendido porque esto no es habitual.
Entones, quisiera que nos explicara, primero, ¿cómo analiza el carácter de estas protestas y qué lecciones está sacando usted de esta situación?
Miguel M. Díaz-Canel.- Ramonet, primero, creo que nuestro pueblo ha sufrido los embates del bloqueo, además, como te decía, es un efecto acumulado de bloqueo en más de sesenta años. Mi generación, que nació en los primeros años de la Revolución, es una generación que ha vivido bloqueada por las carencias que provoca el bloqueo.
Ignacio Ramonet.- Siempre ha estado presente el bloqueo.
Miguel M. Díaz-Canel.- Pero mis hijos nacieron bloqueados y nuestros nietos ya nacieron y están viviendo en condiciones de bloqueo. Por lo tanto, eso ha tenido una afectación directa en la población cubana.
Precisamente, conceptualmente ¿qué defiende el Gobierno de los Estados Unidos y la política imperial con relación a destruir la Revolución Cubana?
Hay un referente que se llama Memorando de Mallory, a partir precisamente de un memorando que escribió un funcionario del Departamento de Estado en los años sesenta en una apreciación sobre Cuba, que dijo que, por el nivel de apoyo popular que tenía la Revolución, el camino para derrocar la Revolución era: asfixia económica, tratar de hacer todo lo posible porque el pueblo sufriera penurias, carencias y que eso llevara a una ruptura con la Revolución y, por lo tanto, se provocara el estallido social que diera paso a la caída de la Revolución.
Esa ha sido la política, ese ha sido el referente, el concepto fundamental, y es lo que están haciendo con el recrudecimiento del bloqueo. En 60 años no nos han podido doblegar, y han ido a un recrudecimiento para doblegarnos. ¡Tampoco nos van a doblegar! Yo sigo creyendo en la capacidad de respuesta, en el heroísmo de este pueblo y en la resistencia creativa que te mencionaba.
Ahora, en estos tiempos en particular, con este recrudecimiento del bloqueo, en ocasiones hemos tenido sobre esa población la coincidencia de varios factores: apagones prolongados, problemas del transporte, las carencias de la vida, problemas para garantizar la canasta básica, problemas con los alimentos, problemas con medicamentos.
Cuando hay apagones se te afecta el suministro de agua, porque las fuentes de suministro de agua funcionan también con electricidad; que, por cierto, hemos hecho una inversión importantísima ahora en ir transformando sistemas de bombeos en sistemas fotovoltaicos también, y es parte de las cosas que vamos haciendo para ir superando esta situación.
En determinado momento se han producido en algunos lugares también y con una determinada participación, yo diría, en mayor número, más masiva en los sucesos del 11 de julio; menos masiva en la del 17 de marzo, aunque los medios la presentaron como muy masiva como parte del otro componente de esta política agresiva hacia Cuba de máxima presión, que es por una parte la asfixia económica con el recrudecimiento del bloqueo, y por otra parte es la intoxicación mediática donde tratan de desacreditar a la Revolución Cubana, y donde hay una Cuba virtual y una Cuba real. Entonces, se han producido, en un grupo de lugares, reclamos populares.
¿Qué características han tenido los reclamos? La mayor parte de estos reclamos han transcurrido en una situación de reclamo pacífico, donde la mayor parte de la población que ha ido a reclamar lo que ha pedido es explicación. Fíjate, no son reclamos de ruptura con la Revolución, la gente ha ido a instituciones del Gobierno o a las instituciones del Partido.
Ignacio Ramonet.- Eso se vio muy bien en Santiago.
Miguel M. Díaz-Canel.- En Santiago.
Han ido a pedir explicación, a pedir que se les ratifique si la situación se debe a determinadas circunstancias, ¿y quiénes son los que han dado la cara? ¿Quiénes son los que han estado hablando con ese pueblo, porque son parte de ese pueblo? Han sido precisamente los dirigentes del Partido, los dirigentes del Gobierno y las administraciones en esos lugares, y sin represión policial, sin represión de ningún tipo.
También, en esos reclamos han existido pequeños grupos que no se han comportado de esa manera pacífica y es una de las cosas que trata de distorsionar la intoxicación mediática que promueve también el imperio. Muchas de esas personas han estado financiadas por proyectos subversivos del Gobierno de los Estados Unidos y reciben dinero con sistematicidad para aprovechar coyunturas como esa y manifestarse en contra de la Revolución. Por manifestarse en contra de la Revolución tampoco tienen una respuesta represiva.
Ignacio Ramonet.- La Constitución cubana garantiza el derecho a manifestarse.
Miguel M. Díaz-Canel.- No tiene una respuesta represiva, pueden tener una respuesta popular porque la población…, incluso ha pasado, hay personas en estos reclamos que dicen: “Espérate, que lo de nosotros es conversar con el Gobierno y conversar con el Partido”, y han enfrentado y no han permitido que estos vociferen consignas contrarrevolucionarias u otro tipo de cosas; pero, incluso, esa opinión que puede tener alguien que no esté con la Revolución no se reprime. Lo que pasa es que muchas veces, porque forma parte de la misma plataforma de subversión, estos que protestan de esta manera contra la Revolución, que son los menos, en esas protestas cometen hechos vandálicos y atentan contra propiedades estatales, contra propiedades sociales, alteran el orden público, y eso entonces sí lleva una respuesta que no es por ideología, es una respuesta judicial, una respuesta jurídica como lo harían en cualquier otro país, debido a que están alterando el orden público, están alterando la tranquilidad ciudadana, están cometiendo fechorías o están cometiendo hechos vandálicos.
Lo que pasa es que esto no se presenta así por los medios internacionales, se presenta de otra manera, porque hay un guion, un libreto de Guerra No Convencional que plantea: primero, estallido social, reclamos o protestas; segundo, el montaje de la represión policial; tercero, el montaje de presos políticos, o sea, represión con presos políticos entre comillas; después demostrar que por estas cosas hay un Estado fallido, y después la supuesta ayuda humanitaria y el cambio de régimen. Ese es el guion y el libreto de la Guerra No Convencional que hoy se aplica contra Cuba, que se aplica contra Nicaragua, que se aplica contra Venezuela.
Entonces, ahí hay una distorsión y, yo diría, ese tipo de protestas que han existido en Cuba, como tú dices, que es un hecho relativamente nuevo –también el mundo ha cambiado y nuestra sociedad ha cambiado, también las condiciones que provoca el recrudecimiento del bloqueo hacen cambiar nuestra vida– son atendidas, son explicadas, no provoca ruptura entre pueblo y Revolución, porque, además, nosotros tenemos un sistema también de trabajo donde estamos visitando los lugares, se está hablando constantemente con la población, se da información sobre estos problemas.
¿Por qué no se habla de las protestas en Estados Unidos, que generalmente terminan con brutalidad policial, sobre todo, en personas negras o en personas humildes? ¿Por qué no se habla de la brutalidad policial durante las protestas que en estos días han ocurrido en Estados Unidos, en las universidades, que sí fueron pacíficas, totalmente pacíficas, a favor de la causa palestina y contra el genocidio que comete Israel, apoyado por Estados Unidos, contra el pueblo palestino? ¿Y cuál ha sido la respuesta que ha dado el Gobierno de los Estados Unidos ante esos hechos? Represión policial, maltrato a estudiantes, maltrato incluso a profesores, con las botas en el cuello de la gente. Hemos visto escenas de una profesora, ya una persona entrada en edad, sometida, reducida, humillada en el piso. Eso no pasa en Cuba, ¡eso no pasa en Cuba!
¿Por qué no se criticaron las protestas que hubo en otros países europeos en que balearon también a los manifestantes o en las que en menos de dos días hubo más de 3 000 presos y que sí eran protestas pacíficas? ¿Por qué las de Cuba son las que se amplifican y por qué son las que toman esas dimensiones?
Por ejemplo, te digo, el 17 de marzo, que nosotros nos manteníamos en contacto directo con los tres lugares donde ocurrieron reclamos sociales, alrededor de las siete de la noche ya todo estaba en completo orden, y, además, ese día en el país había disímiles actividades en las que la gente estaba participando como parte de un domingo, y todavía a la una de la mañana las plataformas mediáticas de intoxicación estaban poniendo que en toda Cuba había una protesta masiva: una mentira total, una calumnia, una construcción.
Yo digo, Ramonet, ¿qué se puede esperar de un gobierno de la principal potencia del mundo que para agredir a un país, que su solo pecado puede ser que quiere la autodeterminación, la independencia, la soberanía y que quiere construir un modelo diferente al que le quiere imponer, como parte de su política hegemónica, el Gobierno de los Estados Unidos, que por esa razón esa potencia acuda a un bloqueo brutal durante tantos años y que para derrocar a la Revolución tenga que acudir a la mentira? Es tan perverso, son tan vulgares esas construcciones.
Yo digo, si nosotros estamos tan equivocados, si somos tan ineficientes, si de verdad somos tan fallidos, no me apliques ninguna sanción, deja que me caiga. Pero no, sé que el ejemplo de Cuba, y te lo digo sin ninguna expresión de vanagloriarnos ni mucho menos, sin ningún chovinismo cubano…, sabemos lo que representamos en ejemplo para América Latina, el Caribe y para el mundo, porque uno ve constantemente cuánta gente en el mundo ha hecho centro de su vida la solidaridad con Cuba, y eso no es por gusto, eso es porque hay un ejemplo, porque hay una confianza, porque hay una luz que guía, con la cual nosotros asumimos un compromiso tremendo, porque eso no lo podemos defraudar. Eso es lo único que explica que un gobierno tan poderoso tenga que acudir a esas prácticas para tratar de doblegar a un pequeño país.
Ignacio Ramonet.- Ustedes arrancaron, en cierta medida, antes de que la COVID-19 se extendiera al mundo.
Miguel M. Díaz-Canel.- Prepararnos antes de que llegara el primer caso. Eso significó capacitación de nuestro personal en las experiencias que había en el mundo, estudiar la enfermedad y otras cosas que ahora te voy a explicar, que también son experiencias y que salen de esa; pero el concepto que más engloba lo que hicimos y el aprendizaje es esa visión del General de Ejército, que dijo: preparen una estrategia, preparen un programa, preparen un plan de enfrentamiento a la enfermedad.
Lo segundo, la cooperación internacional. Nosotros de inmediato mandamos brigadas médicas cubanas a más de 46 países, donde en esos momentos, en algunos, estaba el epicentro de la enfermedad.
Ignacio Ramonet.- En Italia, en Lombardía.
Miguel M. Díaz-Canel.- Italia, por ejemplo, en Lombardía. Eso nos permitió apoyar a esos pueblos, ayudar, cooperar.
Ignacio Ramonet.- Y a aprender.
Miguel M. Díaz-Canel.- Pero aprendimos también, ¡aprendimos!
Recuerdo que nosotros teníamos la práctica de que cada vez que una brigada regresaba nos reuníamos con ellos y nos aportaban todas esas experiencias, y todas esas experiencias las íbamos incorporando al plan.
Tercero, desarrollar una red de laboratorios de investigaciones mol