|
El público de Lisboa aplaude al Ballet Nacional de Cuba. Foto: Ahmed Piñeiro Fernández.
Hace casi medio siglo que el Ballet Nacional de Cuba se presentó por primera vez en Portugal. El esperado debut de Alicia Alonso y la gran compañía cubana se produjo el 14 de mayo de 1975, en el Teatro Nacional San Carlos, de Lisboa, uno de los escenarios más importantes de Europa. El regreso del Ballet Nacional de Cuba a Lisboa, el viernes 10 de mayo, luego de veinticinco años de ausencia, fue un verdadero acontecimiento tanto para los portugueses como para los cubanos.
Erigido entre dos sitios representativos de Lisboa: el Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belén, el Centro Cultural de Belén posee una intensa y muy variada programación artística. Se trata de un Complejo Cultural, integrado por varias salas polivalentes, un centro de exposiciones, un centro de reuniones, y dos auditorios para espectáculos de ópera, danza, teatro y cine.
El Auditorio Grande, amplio, hermoso y muy moderno, con una capacidad para más de 1 400 espectadores, acogió a la agrupación danzaria cubana en un programa concierto en el que primó el neoclasicismo y la contemporaneidad, sin olvidar, por supuesto, las creaciones de coreógrafos cubanos: “Double Bounce”, de Peter Quanz, con Viengsay Valdés y Dani Hernández; “Rítmicas”, con Gabriela Druyet y Alejandro Alderete, que realizó su debut en el significativo pas de deux de Iván Tenorio; “La muerte de un cisne”, de Michel Descombey, con Yankiel Vázquez; y “Séptima sinfonía”, de Uwe Scholz, una coreografía inspirada en la “Sinfonía n.º 7” de Ludwig van Beethoven, que protagonizaron Sadaise Arencibia, Anette Delgado, Grettel Morejón, Dani Hernández, Yankiel Vázquez, Chavela Riera, Ányelo Montero, Gabriela Druyet, Luis Fernández, Jorge Guerra, Alianed Moreno, Yunior Palma, Paloma Blanco, Laura Kamila, Loiret Ortega, Ernesto Acevedo, Ángel Rojas, Solistas y el Cuerpo de baile.
Completaron el programa, “Didenoi”, trío coreografiado por la española Maruxa Salas a partir de dos fados (expresión por antonomasia de la música portuguesa): “Garça Perdida” (música de Leonardo Amuedo y letra de João Mendonça) y “Porto de Mágoas” (música de Dulce Pontes y Leonardo Amuedo y letra de Dulce Pontes), en la voz de Dulce Pontes, una de las más importantes cantantes portuguesas de la actualidad, con Paloma Blanco, Fernando Faxas y José Ángel González, y “Majísimo”, uno de los momentos más aplaudidos de la noche, ballet del cubano Jorge García, muy querido y respetado en Portugal, que durante varios años se desempeñó como profesor de la Escuela de Danza del Conser