—Mami, la maestra de Español y Literatura dejó de tarea escribir una composición sobre los festejos del Primero de Mayo. Ayúdame. Temo se dé cuenta de que no fui.
—¿Qué te hace suponer que no presuponga que yo tampoco?
—Me has dicho siempre que no hay nada más parecido a un desfile que otro desfile. Y como tú sí asististe a algunos en los tiempos en que creíamos juntos…
—Hoy «juntos creamos». Empieza por ahí. Luego agrega el matiz meteorológico que, por efectuarse en el malecón habanero, tuvo esta vez la concentración. «Marea alta y brava toma las plazas; se esparció por todo su territorio con denominación de teletsunami por su alcance, pues la voluntad convertida en potentes olas trascendió los confines nacionales».
—¡¿Teletsunami?!
—Imagina que prendes la televisión y te vienen de pronto, arrastrando todo a su paso, esa pila de chealdades que dicen. Pero agrega más, para que la profe te convalide la asignatura. Habla de que «a Cuba le llueven razones a diario; en todas partes, invariablemente le llueven; de motivos son también esos aguaceros». «Se desbordaron avenidas».
—¿Hubo penetraciones?
—Un tsunami es eso. Otro tipo de penetración lo dudo. No sé de dónde sale la «fuerza descomunal para pausar dificultades, carencias, y abrazar a la patria con pasión de enamorados» si la mayoría de la gente se va para el desfile