Cuba llega otra vez al Primero de Mayo y aunque el oficialismo no diseñó la celebración de la fecha con igual pompa de antaño, el primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, llamó a llenar las plazas y parques para conmemorar «la proeza cotidiana de Cuba».
Cuando miles de personas en el mundo salen a las calles para exigir derechos laborales y mejoras en el trabajo, en Cuba el principal empleador del país es el que convoca a la población a las «plazas y parques» para presentar los espectáculos como respaldo popular a su gestión.
Ante la situación, desde elTOQUE Jurídico se resaltan cinco razones reales que pudo tener la «clase trabajadora» cubana para salir a las calles hoy no para respaldar al Partido / Estado que los convoca, sino para exigirle respeto y acción.
1. EN CUBA EL DERECHO AL TRABAJO CARECE DE CONTENIDO
El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales ha enfatizado que el derecho al trabajo es una parte intrínseca e inherente de la dignidad humana y que toda persona tiene derecho a trabajar para vivir con dignidad. En ese sentido, el comité ha establecido que uno de los criterios para identificar un trabajo digno es la remuneración, la cual debe ser suficiente para garantizar un nivel de vida digno. Según el comité, un trabajo digno proporciona un ingreso que permite a los trabajadores y sus familias vivir y asegurar sus medios de vida (tal como destaca el artículo 7 del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales).
Sin embargo, las autoridades que hoy convocan a los ciudadanos a las calles reconocen que en las condiciones actuales el salario no cumple con la función de suplir las necesidades básicas del cubano promedio.
El Estado de la isla continúa siendo el principal empleador del país, controla a casi 3 millones de trabajadores de los más de 4 millones que conforman la fuerza laboral activa del país. Según cifras oficiales, el salario promedio en el sector estatal aumentó un 10 % en 2023. Sin embargo, en medio de un contexto inflacionario como el que vive Cuba, el dato languidece frente las cifras de inflación interanual que rebasan el 31 %. Ante los números, la noticia real no es el aumento de los salarios, sino la caída en 2023 de al menos 21 puntos porcentuales en el poder adquisitivo real de los salarios de los trabajadores estatales.
El sueldo medio estatal en 2023 fue 4 648 CUP, lo que equivale (hoy primero de mayo de 2024 y de acuerdo con la tasa referencial del mercado informal de divisas de elTOQUE) a 12 USD.
Es difícil que alguien pueda vivir dignamente con un salario como el anterior en la Cuba actual.
2. MOVERSE AL SECTOR PRIVADO, SOLUCIÓN LIMITADA
La precariedad general del empleo estatal ha llevado a muchos trabajadores cubanos a buscar oportunidades en el sector privado de la economía. Sin embargo, aunque hay salarios superiores en ese ámbito, existen escasas garantías para la protección de otros derechos laborales.
En términos de derechos laborales, en el «paraíso socialista» cubano los empleadores privados disfrutan de más privilegios que muchos empleadores en países donde, según la propaganda de La Habana, predomina un «capitalismo salvaje».
Aunque el Código de Trabajo cubano regula los derechos laborales para los trabajadores, existen claras desigualdades según el tipo de empleador —sea el Estado o un empleador privado o no estatal—. En el sector privado de la economía, derechos como el descanso, las vacaciones o la protección contra despidos injustificados están limitados, carecen de garantías y están sujetos a una regulación frágil. Asimismo, las medidas de protección son prácticamente inexistentes y no existen mecanismos institucionales eficientes para garantizar los derechos de los trabajadores.
3. DISCRIMINACIÓN
Los trabajadores cubanos son discriminados y perseguidos por sus opiniones políticas, lo cual se traduce en una afectación a sus derechos laborales —en específico al derecho de acceso al trabajo—.
En el sector estatal es el Estado / Partido el que controla el acceso al trabajo y lo hace a partir de un concepto que no se basa solo en las condiciones profesionales, sino en factores políticos e ideológicos que se esconden bajo