LA HABANA, Cuba. – Los empleos relacionados con la investigación y producción de vacunas y medicamentos, en especial los de BioCubaFarma, concentran algunos de los mejores salarios del sector estatal en Cuba: mejores que los del turismo, la minería y los servicios aeroportuarios donde, por ejemplo, un simple chófer cobra poco más de 5.000 pesos (CUP) al mes, con utilidades trimestrales que pueden superar los 10.000 CUP. Pero en algunas empresas del llamado “polo científico” hay choferes que reciben el doble y hasta el triple por la misma actividad, de modo que en el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) hay brechas salariales enormes entre organismos enfocados en la investigación, en los cuales los trabajadores reciben pagos muy diferentes por ocupaciones similares.
Así, hay científicos de renombre, hasta con grado de investigador titular, que por el infortunio de trabajar en el lugar y momento equivocados, apenas reciben unos 5.000 y hasta 6.000 pesos mensuales por su labor (entre unos 14 y 20 dólares al cambio en el mercado informal) mientras otros, por igual desempeño, superan ampliamente los 20.000 CUP mensuales (55 dólares), con utilidades trimestrales que oscilan entre los 80.000 y 120.000 pesos, ingresos que ni siquiera se alcanzan en el llamado sector “privado”, donde los salarios regularmente doblan tres y hasta más veces lo establecido de modo oficial en las nóminas estatales, pero en raras ocasiones llegan a esas cantidades “exorbitantes” de algunas zonas de la producción científica.
Por ejemplo, en BioCubaFarma, empresa “vitrina” dedicada a la producción y comercialización de muchos de esos medicamentos que llevan años ausentes en nuestras farmacias y hospitales porque son exportados o regalados en el exterior, un simple obrero no especializado, vinculado directamente a la línea de producción (digamos que haciendo algo tan sencillo como pegar etiquetas en los envases) recibe un salario superior a los 5.000 pesos con utilidades por encima de los 50.000 CUP, de modo que la calidad de su economía doméstica es envidiada por cualquier científico consagrado e incluso por un cirujano en cualquier hospital cubano, y de ahí que cada día aumenten los casos de profesionales que abandonan sus consultas y laboratorios para emigrar, o al menos para probar suerte como choferes, meseros, cocineros, mensajeros y hasta como vendedores en el portal de sus casas.
Esa “distorsión” poco “socialista” está sucediendo en el sector estatal y en más de una empresa “estatal socialista”. Incluso dentro de una misma entidad (dividida en múltiples “unidades básicas” y en mipymes, algunas hasta disfrazadas como “privadas”), se están dando en abundancia casos