El Informe sobre Derechos Humanos en el Mundo de Amnistía Internacional advierte que en Cuba continuó el año pasado la represión de la disidencia, así como la crisis humanitaria y la discriminación contra mujeres, afrodescendientes y la comunidad LGBTI.
En entrevista este miércoles con Martí Noticias, Johanna Peláez, investigadora regional para el Caribe de Amnistía Internacional, dijo que “no ha habido cambios significativos en los patrones represivos para canalizar las disidencias y para las distintas expresiones de exigencia de derechos que tiene la sociedad”.
Esta transcripción ha sido editada para mayor claridad y brevedad.
Amnistía Internacional en su informe señala varios problemas con la situación de los derechos humanos en Cuba, ¿qué exactamente le preocupa a Amnistía Internacional?
Bueno, como habrán visto en el informe, señalamos de manera generalizada los casos de hostigamiento, acoso, criminalización y persecución de activistas, periodistas, personas defensoras de derechos humanos, artistas. Esa es una primera gran preocupación, que se mantiene durante nuestro monitoreo de este informe, casos preocupantes de situaciones relacionadas con el activismo y con las posibilidades de defender derechos humanos en Cuba de manera generalizada.
Un segundo punto: la situación de las personas que se encuentran en prisión por su participación en eventos de protestas, porque ya sabemos que además de más de 600 personas que siguen prisioneras después del 11 de julio, tenemos también personas que han entrado en prisión por protestas posteriores al 11 de julio y que siguen ocurriendo en el país y las condiciones tanto del procesamiento de esos juicios, los delitos por los que son acusados, la forma y la falta de garantías procesales de estos juicios, así como las condiciones en prisión, las negativas de derechos de beneficios penales, de acceso a familiares para visitas de manera regular es otra preocupación importante que aparece en el informe.
En especial mencionamos en el informe los casos de los 5 prisioneros de conciencia que hoy tiene Amnistía Internacional, pero que también sabemos que sus circunstancias son compartidas por otros cientos de personas que están en prisión y por las familias, los amigos y las personas que los rodean, que también sufren violaciones a sus derechos al negárselas, por ejemplo, visitas, llamadas telefónicas o estar en condiciones de incomunicación, como tenemos el caso, por ejemplo, de José Daniel Ferrer, que ha estado en condiciones de incomunicacion durante meses, el pasado año.
Otro elemento que señalamos tiene que ver con la discriminación persistente, no solamente por temas de raza, por temas de género. Hemos visto que hay un esfuerzo y una denuncia importante en materia de discriminación racial y de discriminación de género. También la discriminación política y la discriminación religiosa. Dos de nuestros prisioneros de conciencia son líderes religiosos.
Entonces también hemos estado documentando los problemas relativos a los derechos de religiosos relacionados con las prácticas religiosas en Cuba y también señalamos –no lo estoy priorizando por orden de prioridad, ni mucho menos son todos temas relevantes– el tema de acceso a derechos sociales que también hemos visto que continúa un deterioro en condiciones relacionadas con la economía y que af