En menos de un mes, Lázaro Alberto Álvarez Casas —general de división y ministro del Interior cubano— se ha reunido en dos ocasiones con Nikolái Pátrushev, secretario del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa. El primer encuentro tuvo lugar en La Habana, el 26 de febrero de 2024, y también participó Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez; el segundo se desarrolló el 22 de marzo en Moscú.
Las reuniones entre Pátrushev y el ministro del Interior de la isla son parte de una serie de encuentros del primero con socios latinoamericanos. Los encuentros permiten al Kremlin profundizar y asegurar la presencia en Latinoamérica, geopolíticamente estratégica para Rusia porque la acerca a un rival con el que no tiene fronteras directas (Estados Unidos).
Desde la perspectiva oficial rusa —que considera los países vecinos surgidos tras la desintegración de la URSS parte de su esfera de influencia natural—, tener presencia militar y de seguridad en Latinoamérica, aunque limitada en términos materiales, le permite «golpear el bajo vientre» de uno de sus principales adversarios.
En febrero, Pátrushev viajó directamente desde Cuba a Nicaragua, donde se reunió con funcionarios nicaragüenses, venezolanos y bolivianos. Mientras que el 22 de marzo en Moscú, además de reunirse con el ministro del Interior cubano, se reunió también con el asesor presidencial de Seguridad de Bolivia, José Hugo Moldiz, y con el asistente especial del presidente de Brasil para Asuntos Internacionales, Celso Amorim.
¿Quién es Nikolái Pátrushev?
Nikolái Pátrushev nació en 1951 en Leningrado, hoy nuevamente San Petersburgo, donde inició su trayectoria de funcionario en la división de contrainteligencia del Comité para la Seguridad del Estado (KGB) en la década de los setenta. En el momento en el que Pátrushev comenzó su carrera, la labor principal del KGB se centraba en el control interno de la población, en la represión de cualquier movimiento disidente emergente y en la lucha contra la influencia occidental en el país. Durante la época, los servicios del KGB experimentaron un crecimiento sin precedentes bajo la dirección de Yuri Andrópov, quien posteriormente fue secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) por un breve período[1].
En los cuarteles del KGB en San Petersburgo, Pátrushev trabajó junto a Vladímir Putin. En la década de los noventa fue trasladado a Moscú para ocupar cargos importantes en la sede central del FSB, la agencia de inteligencia que sucedió al KGB después de la disolución de la Unión Soviética. Tras el nombramiento de Putin de primer ministro en 1999, Pátrushev asumió su posición al frente del FSB en un momento en el que se produjo un cambio que fortaleció el papel de los servicios de inteligencia en el nuevo régimen[2].
Pátrushev fue jefe del FSB hasta mayo de 2008, cuando Putin lo designó secretario del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia, posición que aún mantiene. Su papel actual se asemeja al del asesor de Seguridad Nacional en Estados Unidos. Sin embargo, bajo el modelo instaurado por el putinismo, su influencia en la política rusa es considerablemente mayor de lo que cualquier asesor de Seguridad Nacional pudiese tener en la estadounidense. Su estrecha relación histórica con Putin lo ha convertido en uno de sus confidentes más cercanos.