En cierta ocasión, cuando le preguntaron sobre la dimensión real del proyecto, aquel primerísimo actor que interpretó tantos personajes importantes llegó a decir, sin el menor delirio de grandeza, que Korimakao era su mayor realización.
En lo profesional y en lo personal, subrayaría el hombre a quien nadie lo hizo desistir de su propósito de promover la auténtica cultura entre los cenagueros, aunque le hizo falta un poco de tiempo para convencer a no pocos.
Casi 25 años después del nacimiento de la agrupación, confesó a un grupo de reporteros reunidos en el sureño municipio matancero. «Mi vida es la actuación, pero la obra de mi vida es el Korimakao».
Manuel Porto, el actor de papeles memorables en la historia de la televisión y el cine, estuvo siempre convencido de que el Conjunto Artístico Comunitario Korimakao podía hacer mucho por mejorar al ser humano y elevar su nivel estético a través del arte, en aquella sureña región, de las más olvidadas de Cuba antes del triunfo revolucionario.
Fidel