Fulgencio Batista con Meyer Lansky en La Habana. Foto: Tomada de www.carlosbua.com.
Esta es la historia de uno de los más sonados escándalos del devenir de los juegos de azar en La Habana. La denuncia de un abogado norteamericano, asesor del futuro presidente Richard Nixon, que se supo estafado en el casino del cabaret Sans Souci e hizo que el dictador Fulgencio Batista instara a Meyer Lansky a “adecentar” el juego en la capital cubana. Sucedió así.
Las palas y los primos
Sammy Mannarino, un gánster de Pittsburg que, en sociedad con hampones de Chicago y Detroit, regenteaba el cabaret Sans Souci, en el kilómetro 15 de la carretera de Arroyo Arenas, vendió a Muscles Martin el derecho a explotar en el establecimiento el razzle-dazzle, término comodín que encubría varios juegos de dados, y, en especial, una variante llamada cubolo; un robo a mano armada, pues desplumaba sin remedio a los incautos –o “primos”– que, impelidos por guías y señuelos –llamados “palas”–, se sentaban a la mesa con el convencimiento de que no perderían siempre que no dejaran de doblar la apuesta. El razzle-dazzle, en sus variantes, reportaba a Martin entre 10 000 y 30 000 dólares por noche, de los cuales entregaba la mitad a la casa.
Dan C. Smith, abogado norteamericano domiciliado en Los Ángeles, vio, desde una mesa preferencial, el espectáculo desenfrenado y salvaje que ofrecía Sans Souci, y pasó al casino de juego del propio centro nocturno, donde gente que parecía conocedora le sugirió que jugara al cubolo.
Era un juego incomprensible para él, pero Smith aceptó. Continuó jugando el abogado y cuando decidió parar había perdido 4 200 dólares, de los de entonces. Cubrió su deuda con un cheque, pero lo embargaba la sensación de haber sido estafado. Supo que el cubolo no era legal en Cuba y cayó en cuenta del papel que tenían las “palas” en juegos como ese, azuzando a apostar al “primo”. En cuanto pudo se comunicó con su banco y le pidió que no hiciese efectivo el documento.
Cuando Norman Rothman –gerente del casino del Sans Souci y conocido operador de salas de fiesta en Miami Beach, casado con la explosiva vedette cubana Olga Chaviano– se percató de que Smith no pagaría la deuda, ordenó a una agencia de California que le reclamase el dinero.
Smith se mantuvo en sus trece y la agencia contratada para hacerle pagar lo llevó entonces a juicio. Error. Smith se desempeñaba como asesor económico del senador Richard M. Nixon, futuro vicepresidente y, más tarde, presidente de Estados Unidos. Nixon pidió al Departamento de Estado que investigara si era cierto o no que a su cons