HARRISONBURG, Estados Unidos. – Vasco de nacimiento, era tan cubano como cualquiera de nosotros, como escribió Teresa Fernández Soneira para La Voz Católica. “La cubanía se siente o no se siente ―afirmó Ángel Gaztelu― y yo sé que la siento profundamente”.
A los 17 años desembarcó en La Habana y luego de terminar el bachillerato se inscribió en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio, donde fue ordenado sacerdote en 1938. De inmediato comenzó a dar clases de Latín y Gramática Española en el Seminario, lugar donde ―según confesó posteriormente― le habría gustado quedarse, porque disfrutaba dar clases y estar cerca de la biblioteca.
Fue designado párroco de la Iglesia de San Nicolás de Bari. A partir de ese momento, Gaztelu se destacó por su afán de restaurar edificaciones religiosas y ambientarlas artísticamente. Así ocurrió cuando fue nombrado párroco de Caimito del Guayabal. Esa Iglesia había sido destruida durante la última guerra por nuestra independencia y Gaztelu se dio a la tarea de reconstruirla.
En 1941 fue destinado a la parroquia Nuestra Señora de la Merced en Bauta, la cual también reconstruyó. En tal labor puso de manifiesto su sensibilidad artística al pedir la colaboración de artistas amigos para la decoración del templo, los cuales donaron valiosas pinturas, vitrales, esculturas y murales, estos últimos pintados por René Portocarrero y Mariano Rodríguez.
Por intermedio de su hermano Salvador conoció a José Lezama Lima cuando ambos eran muy jóvenes y esa relación marcaría definitivamente la vida de Gaztelu porque Lezama introdujo al sacerdote en el Grupo Orígenes, uno de los acontecimientos más relevantes dentro de la historia de nuestra literatura. Allí conocería a Fina García Marruz, Cintio Vitier, Eliseo Diego, Gastón Baquero, Amelia Peláez, René Portocarrero y a otros valiosos artistas y escritores con los que mantendría una profunda amistad. Según dejó escrito Vitier, el padre Gaztelu se convirtió en parte fundamental del Grupo Orígenes pues puso la Iglesia de Bauta a disposición de sus miembros, los que celebraban sus banquetes y tertulias en el lugar.
Fue en esa iglesia donde casó a Eliseo Diego con Bella García Marrúz, y también fue en ese lugar donde por primera vez Eliseo dio a conocer su poema Primer discurso, perteneciente a su famoso poemario En la calzada de Jesús del Monte.
Haberse vinculado a este grupo le permitió al padre