¿Soltar mosquitos infectados con un parásito para acabar con el dengue? Parece descabellada, pero la estrategia ha situado a Niterói, la “ciudad sonrisa” del estado de Río de Janeiro, en la vanguardia de la lucha contra la enfermedad en Brasil, país que concentra hoy el 64 % de los contagios de toda América Latina y el Caribe. Este año otras naciones de la región como Argentina, Perú y Paraguay han reportado brotes significativos.
Brasil se ha tomado en serio la mitigación de la enfermedad. En febrero pasado incorporó a su calendario de inmunización pública una vacuna contra el dengue, lo que lo convierte en el primero del mundo en realizar vacunación gratuita y a gran escala contra esta enfermedad.
Pero desde hace nueve años, Niterói, localizada a tan solo 19 kilómetros de la capital carioca, viene ensayando una estrategia de combate biológico digna de guion épico que hoy demuestra su efectividad y ha convertido a la ciudad en ejemplo para el resto del país.
Punta de lanza
Según el censo demográfico realizado por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), Niterói tenía en 2022 un total de 481 749 habitantes, casi medio millón. De ellos, según datos de febrero de la Secretaría de Salud de la ciudad, se habrían infectado de dengue apenas 41 personas. La cifra que, aunque no considera los casos detectados por el sistema de salud privado, representa una parcela ínfima de su población total.
La ciudad ha destacado en el mapa epidemiológico nacional por el discreto número de contagios. Su vecina Río de Janeiro concentraba hasta el 11 de marzo la mitad de los casos de todo el estado en 2024, con al menos 59 776 infecciones, según un reporte de Agencia Brasil.
Pero por más excepcional que pueda parecer su estado epidemiológico cuando se le compara con el resto de Brasil, el secreto del éxito de Niterói no es ningún misterio guardado bajo siete llaves.
Desde 2015 un ejército de Aedes Aegypti hembras (los vectores de la especie) infectadas con la bacteria Wolbachia, singular microorganismo que se ha mostrado una verdadera arma contra el dengue y otros virus transmitidos por insectos, habita la ciudad como un singular caballo de Troya de patas a rayas.
El método Wolbachia, una ofensiva biológica
En 2015 Jurujuba, encantador barrio de pescadores localizado al sur de Niterói, fue sede del primer experimento piloto, que se llevó a cabo en esa época además en el barrio de Tubiacanga, en la zona norte de Río de Janeiro.
La ciudad fue escogida para el experimento luego de que su administración pública y pobladores aprobaran masivamente la realización del piloto. A través de un Modelo de Aceptación Pública, los investigadores y autoridades enrolados en el proyecto pudieron medir el nivel de inclinación de los niteroienses a recibir de buen grado el experimento, y a los mosquitos, que serían liberados por los agentes de salud en las vías públicas y zonas residenciales mediante el destape de probetas con decenas de los insectos infectados.
Con el apoyo del Ministerio de Salud, la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) y el World Mosquito Program (WMP), una organización sin fines de lucro perteneciente a la Universidad Monash, Australia, la Prefectura de Niterói, asistida por el sistema de atención a la salud en las comunidades y los agentes de control de zoonosis, dio inicio a la ofensiva epidemiológica que convertiría la ciudad en un campo de batalla al aire libre para combatir la enfermedad y otras arbovirosis transmitidas por el Aedes Aegypti, como la fiebre amar