HARRISONBURG, Estados Unidos. – Nació en Bayamo en 1819, en el seno de una familia dueña de plantaciones de caña de azúcar. Luego de hacer sus estudios iniciales en su ciudad natal, en 1838 se graduó como bachiller en derecho en la Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana. Poco tiempo después abrió su oficina jurídica en Bayamo, donde alcanzó renombre como abogado y gran influencia social.
En 1840 hizo un viaje a España con el objetivo de profundizar sus estudios de derecho, pero confrontó problemas con las autoridades debido a sus actividades antigubernamentales y se vio obligado a huir a Francia.
Regresó a Cuba en 1844 y continuó defendiendo sus ideas independentistas. Debido a ello fue desterrado interinamente en tres ocasiones entre 1852 y 1855, período en el que tuvo que vivir en Palma Soriano, Santiago de Cuba y Baracoa. En ese período estuvo confinado durante cinco meses en el Morro santiaguero.
Fue en La Demajagua, la finca que había adquirido en 1844, donde quedó inscripto indeleblemente su nombre en nuestra historia, cuando el 10 de octubre de 1868 dio la libertad a sus esclavos y se pronunció por la independencia de Cuba.
El suceso fue el resultado de las actividades conspirativas en las que Céspedes había estado participando junto con Francisco Vicente Aguilera, Salvador Cisneros Betancourt, Bartolomé Masó, Pedro Figueredo y otros patriotas de Camagüey y Las Villas. Aunque la fecha del alzamiento había sido acordada para el 14 de octubre de 1869, la situación de persecución y hostigamiento que sufría Céspedes provocó que adelantara el inicio de la lucha.
El 10 de octubre de 1868, cuando la dotación de esclavos se formó para escuchar las orientaciones sobre las labores que debería realizar, Céspedes dijo que todos eran hombres libres y los invitó a que se unieran a la guerra contra las fuerzas colonialistas.
Sus ideas sobre la guerra
Céspedes concibió la lucha independentista como un movimiento liberador de alcance nacional. Él sabía lo importante que era involucrar al occidente de Cuba en esa guerra, pues allí era donde se encontraban las más importantes posesiones desde el punto de vista económico, las que a su vez eran una cuantiosa fuente de suministros de recursos a la metrópoli.
Por eso defendió la idea de la invasión militar a occidente y el 1 de junio de 1869 designó