No por esperado dejó de impactar a la población cubana, hace 63 años, el bombardeo mercenario a los aeropuertos de San Antonio de los Baños y Ciudad Libertad en La Habana, y al de Santiago de Cuba, pues se sabía era, con alta probabilidad, el preludio de una invasión.
Todo el país se movilizó. El 15 de abril de 1961 fue un toque de alerta y las Milicias Nacionales Revolucionarias, fundadas el 26 de octubre de 1959, convirtieron todos los pueblos y ciudades en un hervidero de colores azul mezclilla y verde olivo. Las milicias estudiantiles se acuartelaron espontáneamente en algunos centros secundarios, sin ningún tipo de aseguramientos, para recibir nociones de armamento y estar listos para salir a incorporarse a la defensa de la patria amenazada.
Desde el 7 de octubre de 1960 el canciller cubano, Raúl Roa, denunciaba en Naciones Unidas los preparativos de una invasión a Cuba: «desde fines de agosto y principios de septiembre se han venido concentrando tropas y barcazas del ejército de Guatemala en la costa Atlántica del país, (…) y están recibiendo entrenamiento especial numerosos exiliados y aventureros, bajo el mando de militares norteamericanos».
Antes del bombardeo, el 19 de febrero un avión dejaba caer miles de volantes sobre barrios habaneros. El 28 de febrero el miliciano de 14 años Pedro Morejón es asesinado por la espalda por un grupo de contrarrevolucionarios, y el 6 de marzo es asesinado otro miliciano y quemado el almacén que vigilaba.
El 14 de marzo una embarcación artillada abría fuego de ametralladoras y cañones contra la refinería de Santiago de Cuba. El 13 de abril de 1961 es incendiada en La Habana la tienda por departamentos más grande de Cuba, «El Encanto», que quedó destruida totalmente y en cuyo acto terrorista murió la empleada