Esta historia comenzó en una bodega, en San Antonio de los Baños, La Habana, durante la década de 1910. El joven dependiente era un inmigrante de la isla La Palma, de Canarias, nacido el 26 de noviembre de 1893, en un pintoresco pueblo rural nombrado Breña Baja.
El día de la iluminación, Manuel Pedro González Fernández estaba leyendo un libro, tal vez a escondidas de su tío, propietario de la tienda. Se trataba de una biografía novelada de José Martí, escrita por el periodista y narrador Álvaro de la Iglesia. Hasta ese momento, la vida y obra del Apóstol de la independencia de Cuba era desconocida para el nostálgico adolescente.
“La lectura de aquel humilde libro (…) le torció el rumbo a mi destino, porque despertó en mí la vocación de cultura. Con setenta y cinco pesos que había logrado ahorrar, decidí venir a estudiar a La Habana. De no haber tropezado a tiempo con Martí, es probable que hubiera seguido trabajando en el giro de los abarrotes, habría permanecido analfabeto, me habría hecho bodeguero y acaso habría llegado a ser rico.” Recordaba Manuel Pedro en un discurso que pronunció en la Biblioteca Nacional José Martí, en 1968.
Por decisión propia, o quizás por coincidencias del destino, Manuel Pedro hizo el bachillerato en el Colegio San Anacleto, donde había estudiado Martí; luego se graduó en la Universidad de La Habana en Derecho Civil (1921) y Filosofía y Letras (1922), especialidades también cursadas por el Maestro, en España.
Hombre de mundo
Después de ejercer la docencia en el colegio San Anacleto, donde impartió Literatura Española, viajó a Estados Unidos y continuó como docente en Goucher College, en Baltimore, Maryland, durante el curso de 1923 a 1924. En este último año fue contratado como profesor de Lengua y Literatura Hispanoamericana en la Universidad de California, Los Ángeles. Allí trabajaría hasta su jubilación, en 1958.
Manuel Pedro fundó en 1938 el Instituto Internacional de Profesores de Literatura Iberoamericana, del cual fue el primer presidente; creó la Revista Iberoamericana, que co-editó de 1949 a 1953. En esta publicación, entre otros temas, divulgó la obra de autores cubanos contemporáneos.
Dotado de una gran capacidad de trabajo y disciplina, publicó más de 20 libros, folletos y decenas de artículos y ensayos en revistas especializadas de varios países. Parte de esta producción académica y de divulgación he podido hallarla en Atenea, Hispania, Revista Iberoamericana, Revista Hispánica Moderna, Hispanic Review, Repertorio Americano, Cuadernos Americanos, Books Abroad, Modern Languages Forum, Américas, Filosofía y Letras, Humanismo, Revista Cubana, Revista Bimestre Cubana, Archivo José Martí, The Nation, los suplementos literarios de Novedades y El Nacional; Casa de las Américas, Nueva Revista de Filología Hispánica y Anuario martiano, por solo mencionar algunas de las más significativas.
Fue muy conocido por notables intelectuales y con algunos sostuvo una larga amistad, entre ellos Gabriela Mistral, Fernando Ortiz, José Antonio Ramos, Jorge Mañach, Juan Marinello, Roberto Fernández Retamar, Fina García Marruz, Cintio Vitier, Raúl Roa y Alfonso Reyes.
Manuel Pedro González recorrió medio mundo; a veces impartía conferencias, otras investigaba, y en ocasiones lo hacía por el placer de conocer la naturaleza y los seres humanos de otras naciones. De aquellos viajes memorables escribió reportajes, crónicas y artículos de opinión.
Presencia martiana en su obra
Nunca olvidó a José Martí, presente en charlas, su correspondencia, trabajos periodísticos y estudios académicos. Como resultado de las indagaciones publicó los libros La revaloración de Martí: acotaciones en torno a su bibliografía (1936); Martí: Variaciones en torno a la epistolografía de José Martí (1948); Fuentes para el estudio de José Martí (1950); José Martí, Epic Chronicler of the United Status in the Eighties (1953); Iniciación de Rubén Darío en el culto a Martí: Resonancias de la prosa martiana en la de Darío (1953); José Martí, anticlerical irreductible (1954); Notas en torno al modernismo (1958); Indagaciones martianas (1961); José Martí: esquema ideológico, (Co-autoría con Ivan A. Schulman) (1961); José Martí en el octogésimo aniversario modernista: 1882-1962 (1962); Martí, Darío y el Modernismo (junto a su discípulo Ivan Schulman) (1969); Aforismos y definiciones o la capacidad sintética de Martí (1970) y José Martí. Epistolario (1973).
En 1950, la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación, en La Habana, publicó Fuentes para el estudio de José Martí, considerado por la investigadora Araceli García Carranza, junto con Bibliografía martiana (1853-1955), de Fermín Peraza “(…) obras excepcionales que opacan todos los esfuerzos anteriores y constituyen, aún en nuestros