AREQUIPA, Perú – El 9 de febrero de 1720, los terratenientes Francisco Martín y Carlos del Rey ignoraban que su solicitud a las autoridades de Cuba para que fuera construido un fortín contra ataques de corsarios y piratas daría lugar a una singular construcción, que tres siglos después sería referencia obligada en la historia de la Isla. Se trata de El Morrillo.
Transcurrirían 60 años antes de que la Administración española terminara el bastión a unos 108 kilómetros al este de La Habana, con el cual la Corona Española completaría su llamado cinturón defensivo de la capital matancera, que integraban, además, el Castillo de San Severino y San Carlo, así como otras dos fortalezas que ya no existen.
Varias reconstrucciones permitieron a El Morrillo llegar hasta nuestros días. En 1807 adquirió su actual forma, en la que destaca una batería artillera en forma de media luna, cerrada por un cuartel aspillerado, y la d