En Estados Unidos, la expresión “Guerra Civil” está abrumadoramente asociada a grupos de extrema derecha que suelen autoidentificarse como libertarios o “aceleracionistas”, es decir, individuos que buscan acelerar la caída del Gobierno Federal mediante acciones armadas.
A eso le han llamado Boogaloo, originalmente un género de música popular surgido entre la comunidad latina de Nueva York en la década de los 60, influenciado por el soul y el rhythm and blues, pero una palabra adoptada por ellos desde el principio como sinónimo de “movimiento”. Según el Southern Poverty Law Center, comenzó a predominar a principios de 2019 en los espacios web de la extrema derecha al ser adoptado por neofacistas y supremacistas blancos.
En su estudio “The Evolution of the Boogaloo Movement”, Matthew Kreener y John Lewis lo caracterizan de la siguiente manera:
El atractivo del movimiento Boogaloo surge de un conjunto de virtudes abstractas profundamente familiares para muchos estadounidenses: libertad, rechazo a los abusos gubernamentales y disgusto por el autoritarismo. La conceptualización corrupta que de ellos hacen se manifiesta en gran medida a través de un mito de origen colaborativo: construir conciencia en forma de memes y obtener legitimidad política y moral aprovechando (y distorsionando y secuestrando) la narrativa fundacional de Estados Unidos en su lucha contra la tiranía.
Además, el movimiento ha incorporado rápidamente los acontecimientos actuales en sus esfuerzos de movilización, arrastrando intereses dispares hacia un amplio río que apunta a un sistema percibido como tiránico. Y a pesar de las diferencias ideológicas, sus seguidores mantienen en gran medida su alineación respecto a agravios políticos como las medidas de control de armas, particularmente a través del uso de las llamadas leyes de bandera roja…
Como otros fenómenos de su tipo, se caracteriza asimismo por adoptar códigos propios, no solo por una cuestión de identidad sino también para dificultar su detección por parte de las autoridades federales. El uso de palabras en las redes como big igloo y big luau —derivaciones fonéticas del vocablo boogaloo—, ha llevado a sus miembros a incorporar iglús, camisas hawaianas y otros distintivos en las prendas de vestir. Sus seguidores a menudo se refieren a sí mismos como boogaloo bois, boogs o boojahideen.
Como dice un analista, “los miembros de este movimiento bastante amorfo parecen tener puntos de vista ideológicos en conflicto. Algunos se identifican como anarquistas; otros rechazan etiquetas formales. Algunos han apoyado el supremacismo blanco; otros lo rechazan. Pero tienen, al menos, dos cosas en común: una afinidad por portar armas en público y un grito de guerra: boogaloo”. Es decir: un código para designar/convocar la anhelada segunda guerra civil estadounidense.
Unos se han visibilizado junto a manifestantes por la justicia racial, lo que, según algunos, hace que el movimiento sea difícil de encasillar. Pero, bien