Hace más de una década Estados Unidos se encuentra detrás de Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, portal web que entre 2006 y 2019 puso ante los ojos de todos más de diez millones de documentos confidenciales sobre actividades militares y diplomáticas que comprometían a la administración norteamericana.
Imagine por un momento que, literalmente, en frente del mundo entero, caiga la máscara de una nación cuyo discurso universal es el de las mayores libertades, a partir de pruebas que revelan su uso de herramientas de ciberguerra y vigilancia, así como la realización de acciones terribles ocurridas en Bagdad, Afganistán, Irak y la cárcel de Guantánamo, ilegalmente ubicada en Cuba.
Se entiende entonces que, para el Gobierno del mayor imperio del planeta, no sea visto como un periodista fidelizado con la verdad, sino como un «espía» que