- Por Melody Piñón, estudiante de Periodismo
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Veo el cuaderno de trazos, con páginas amarillas y empolvadas. Es inevitable un viaje al pasado, a la sillita del salón del círculo infantil junto a los compañeros.
La ranita y el charco era el trazo preferido, como un tesoro preciado, que luego se convirtió en vocales y consonantes. Ya deteriorado por el paso de más de una década todavía cuenta la incansable labor de nuestra ”seño”, como se le llama cariñosamente a las educadoras de estos centros de la Primera Infancia.
En el cuaderno no solo están plasmados nuestros progresos, también la dedicación de la seño para lograr la imitación perfect