—¿Qué me dices de «la reunión del comité de base de todos los militantes de Cuba»?
—Días antes oí a la primera secretaria de la Unión de Junectudes Comunistas…
—¿Le cambiaron el nombre a la organización?
—Es lo menos que se merece.
—Bueno, sí. Porque la juventud es la fuerza que está llamada a cambiarlo todo. Hablan de que «en los nuevos habita el futuro» mientras se llenan la boca con la palabra «continuidad», no precisamente para referirse a que todo sigue igual o peor, sino para apuntar que hay que seguirles la rima a los responsables de tal desbarajuste.
—Pensé que el evento se suspendería. Esa muchacha habló de «austeridad», de que habían pensado «un congreso sin grandes actividades públicas», y me encuentro con las condecoraciones en El Laguito, bien al oeste de la ciudad, y una profusión de medallas que hubieran podido convertirse en piezas de repuesto.
—Para un transporte que no está tan pésimo a juzgar por lo contentos que se veían los delegados en su traslado por ferrocarril desde Santiago. Imagino que en cada terminal de trenes los despidieron con inusual entusiasmo los cientos de personas que quedaron varadas en la lista de espera.
—Canel, según ella, «ha instado a atender a los jóvenes como las tan importantes personas que son, y que nuestra cotidianidad se llene de las propuestas que hagan las nuevas generaciones». Acota Aylín que «nos toca responder a ese llamado y para el