La ola migratoria que sacude sin piedad a Cuba en los últimos años ha dejado una marca en muchas familias, entre despedidas y distancias que parecen interminables. Dio paso, además, a otro proceso que a menudo pasa desapercibido, la crianza de las nuevas generaciones cubanas en tierras lejanas.
Los niños se encuentran en la encrucijada de equilibrar la cultura del país de acogida con sus raíces cubanas, un proceso repleto de interrogantes relacionadas con la identidad, la pertenencia y el legado cultural.
Unos días atrás, Daniel me decía que su hermanita quería apple, en lugar de decir manzana. Emma, para despedirse, algunas veces utiliza bye-bye y en otras ocasiones dice adiós. En esos momentos, mis hijos me recuerdan la capacidad innata de los niños para absorber y adaptarse a diferentes idiomas y culturas, y para crear un mosaico lingüístico que refleja su vida en dos entornos distintos.
Con una manzana convertida en apple y con una despedida que alterna entre bye-bye y adiós, Daniel y Emma demuestran que en el hogar de nuestra familia bicultural, radicada en Estados Unidos, cada palabra es una celebración de la diversidad.
Entre dos mundos
Para las familias cubanas que emigraron, la adaptación a un nuevo entorno es solamente el comienzo del viaje. La crianza de los hijos en un país diferente presenta desafíos únicos, en especial cuando se trata de preservar la herencia cultural y las tradiciones cubanas en un entorno diferente.
Los niños que han emigrado junto a sus padres o familiares se encuentran en una encrucijada cultural, en la que las influencias del país de acogida a menudo chocan con las enseñanzas y valores transmitidos en su tierra. La presión de asimilar la cultura dominante puede llevar a una pérdida de la conexión con las raíces cubanas, mientras que aferrarse demasiado a la identidad cultural puede devenir sensación de alienación e incomodidad en el nuevo entorno.
Sin embargo, entre los desafíos también se refugian oportunidades. Los hijos biculturales pueden experimentar lo mejor de ambos mundos y enriquecer sus vidas con la diversidad cultural. Desde aprender dos idiomas (en