LA HABANA, Cuba. – “Necesito tener un local estable donde estar con mi hija para lo que nos quede en esta tierra vivirlo tranquilas”, dice Ana Rosa Reyes López, una cubana procedente del oriente del país que emigró a la capital para intentar ofrecerle una mejor vida a su hija.
“Vengo de un hogar disfuncional por completo de donde tuve que salir huyendo (…). Me volví loca y salí corriendo para La Habana para intentar darle un hogar a mi hija que por su condición [discapacidad intelectual], necesita estar tranquila”, explicó Reyes López.
Ya han pasado 11 años desde que la mujer partió de su hogar, en Bayamo, Granma. Sin embargo, las circunstancias actuales ―dice― la están obligando a regresar.
“Mi hija ha hecho un rechazo a Oriente que se vuelve como loca; se pone muy agresiva, incluso ha amenazado hasta con quitarse la vida si regresamos. Estoy entre la espada y la pared porque no tengo formas de ofrecerle un hogar estable”, lamentó.
La entrevistada también aseguró que su situación económica e