Razzouk Tattoo ofrece un recuerdo indeleble a quien pasa por su estudio en la Ciudad Vieja de Jerusalén, una de las más visitadas del planeta. Pero no es una tienda más, los miembros del clan Razzouk literalmente dejan una marca imborrable en sus clientes: un tatuaje de Tierra Santa.
Ubicado en el barrio cristiano, Razzouk Tattoo es un estudio dedicado a tatuajes con motivos religiosos. La familia se estableció en Jerusalén hace más de 500 años, pero están en el negocio desde el año 1300. Comenzaron a tatuar en Egipto, marcando con una pequeña cruz en el interior de la muñeca de los cristianos coptos, para permitirles acceso a las iglesias.
Hoy los Razzouk siguen profesando la fe cristiana, pero en condiciones muy difíciles. Los cristianos son actualmente minoría en Tierra Santa y viven con miedo a desaparecer del lugar en que nació su religión hace casi 2 mil años.
Las cifras son claras: entre Israel y Palestina, los cristianos apenas rondan el 1 % de la población. “Estamos en medio de un conflicto entre dos grupos; no nos preocupa si estamos en la tierra de Israel o en qué tierra estamos. Somos cristianos, estamos en Tierra Santa”, explica Wassim Razzouk, jefe del negocio familiar.
“Somos la comunidad que más tiempo ha estado aquí de forma permanente”, prosigue Wassim, “durante siglos; y vemos que el futuro de este lugar, en especial para los cristianos, es oscuro”.
Hasta hace poco al pequeño negocio llegaban cada día cientos de peregrinos de todos los confines del mundo, que querían llevarse grabada en la piel una marca de su paso. Para muchos sería el primer tatuaje y tal vez el único. Al estudio acudían cristianos practicantes, sacerdotes, monjas.
Pero las cosas han cambiado. A más de 5 meses de iniciada la agresión israelí a Gaza, el negocio de los Razzouk permanece vacío. Ya no llegan peregrinos a tatuarse una Cruz de Jerusalén o un San Jorge derrotando al dragón, ni imágenes del Árbol de la Vida o el León de Judá, algunos de los diseños más antiguos y demandados.
Wassim, miembro de la 27ma generación del clan, se pregunta si en “estos tiempos difíciles” debería continuar con el añejo negocio. “Quiero ser persistente y quedarme aquí; pero a veces me pregunto si debo arriesgar el futuro de mis hijos y nietos en un territorio en el que, obviamente, el baño de sangre va a continuar”.
Desde el 7 de octubre de 2023, en Gaza han muerto más de 31 mil personas y se calcula que unos 8 mil cuerpos podrían estar aún bajo los escombros