Por Juan Palop
El destape de una serie de delitos económicos en Cuba que ha culminado con el aldabonazo de la investigación al exministro de Economía Alejandro Gil evidencia que el Gobierno y los medios oficiales se han embarcado, sin anunciarlo, en una campaña anticorrupción.
Los mensajes de «mano dura» de altos cargos en las últimas semanas y la inusual sucesión en medios oficiales de informaciones destacadas sobre actuaciones policiales y judiciales contra la corrupción apuntan en la dirección de una campaña organizada, de acuerdo a analistas consultados por EFE.
El profesor de Relaciones Internacionales y experto en la isla Arturo López-Levy destaca a EFE que, como en otras ocasiones, esta campaña se caracteriza por el «estilo dramático», la «retorica altisonante» , «y la forma discrecional en la aplicación de la ley».
También señala que la situación socioeconómica la hacía en cierto modo previsible por la creciente «centralizacion del poder» frente a la profunda crisis que sufre la isla y el abanico de nuevas posibilidades que abre la «transición» del país hacia «una economía más orientada al mercado».
De forma simultánea, apunta a EFE el exdiplomático cubano y columnista Carlos Alzugaray, la «falta de transparencia», el «descontento popular» con la crisis y el aumento de las desigualdades sociales (con personas exhibiendo «comportamientos que evidencian una gran acumulación de riqueza») han elevado la sensibilidad social ante la corrupción.
No obstante, Alzugaray considera que esta nueva campaña genera también interrogantes.
«El gobierno está reaccionando, y lo hace con gran propaganda, para poder alegar que se está luchando contra la corrupción. Otra cosa es saber si esta política tiene éxito, pues hay la sospecha de que no es una ofensiva generalizada donde se persigan todos los casos de corrupción o enriqueci