La noticia del concierto que reunió a Chucho Valdés, Paquito D´Rivera y Arturo Sandoval en Miami para festejar el 50 aniversario de Irakere, nos hizo viajar al pasado: nuestras neuronas se activaron para recordar lo que significó esa agrupación en la escena musical cubana de los setenta y los números que pusieron a bailar a la isla entera, especialmente la que fuera –y sigue siendo– su pieza más solicitada, “Bacalao con pan”.
Pero por esos caprichos que tiene la memoria cuando capta determinadas señales y eres proclive al influjo de las palabras, después que me conecté con ese estribillo que tanto sonó en Cuba, me hice una pregunta: ¿Qué significará la frase “bacalo con pan” para las últimas generaciones de cubanos si apenas podrían ser capaces de reconocer ese pez porque ha desaparecido de la cocina doméstica en la isla?
Lo mismo puede decirse de otras frases de la historia musical cubana referidas a los alimentos que en la hora actual parecen descolocadas, fuera de lugar.
“Camarones dónde están los mamoncillos/ mamoncillo dónde están los camarones”, decía el Trío Matamoros en un juego de palabras que hoy adquiere otro significado porque ese marisco actualmente se sabe dónde está, pero cualquiera no lo encuentra, no puede llegar hasta él para consumirlo en alguna de sus formas comestibles.
El propio Miguel Matamoros deslizaba otro mensaje socioalimentario de doble sentido –“el que siembra su maíz que se coma su pinol”– que provoca ahora otras lecturas, porque el que fuera el plato más humilde de todos, el de mayor pres