PUERTO PADRE, Cuba.- El ecocidio es la invasión y destrucción de los ecosistemas. Perpetrado de forma generalizada y a largo plazo, por la acción dañosa y por sus resultados, constituye un daño grave al medio ambiente; dicho de modo más simple: el ecocidio es para la naturaleza lo que las lesiones, el homicidio o el asesinato para el ser humano.
Aunque el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional sólo reconoce cuatro crímenes internacionales: genocidio, crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y agresión, es de esperar que el ecocidio, como crimen ambiental, sea conceptuado como delito, según ya lo incluyen en sus códigos penales países europeos.
Sirvan estos ejemplos para ilustrar esas conductas nocivas: si el daño a los ecosistemas acuáticos por vertimientos químicos o métodos de pesca invasivos constituyen daños irreparables, o solo enmendables a muy largo plazo, la introducción irresponsable de especies exóticas causan por depredación la desaparición de la fauna aborigen, tanto, o más, que la agresión producida por un vertimiento o las prospecciones de minería. El daño producido sobre las especies autóctonas por las introducidas es continuo, sistemático y reproducido.
El caso de Cuba
Traigo estos apuntes de temas jurídico-ambientales por ser sucesos cotidianos, a los que prestamos poca o ninguna atención, centrados como estamos en la mera supervivencia, cuando las principales causas de las crisis económicas, de la falta de puestos de trabajo, de la reducción del poder adquisitivo de las monedas nacionales y al final de la pobreza, en realidad son la deforestación, las inadecuadas prácticas agropecuarias, pesqueras, mineras y de sobrexplotación de los ecosistemas, debido a la permisibilidad criminal de los gobiernos y de políticas públicas erráticas; y, de todas esas miserias humanas de origen, mi país, Cuba, es un pernicioso ejemplo.
Y digo que el ejemplo de Cuba internacionalmente es pernicioso, sí, muy dañino, porque haciéndose pasar a los ojos del mundo como campeón del cuidado de sus recursos naturales, en realidad, en sus ya más de 65 años de existencia el régimen castrocomunista ha actuado como un ecocida, entiéndase, como aquel que comete deli