LA HABANA, Cuba. – La historia del guitarrista cubano Roberto Luis Gómez Rodríguez es digna de una película. Llegó en 2018 a Los Ángeles, Estados Unidos, comenzó a tocar en bares y otros clubes de la ciudad, quedó atrapado en medio de la pandemia de COVID-19 y, al verse sin ingresos, comenzó a trabajar en un almacén para ayudar a su familia. Pero tras pasar la etapa más dura de la propagación del coronavirus recibió una llamada del grupo The String Revolution, que finalmente lo condujo a ganar el codiciado premio Grammy.
El premio lo obtuvieron por su versión del tema Folsom Prison Blues, del célebre músico estadounidense Johnny Cash, fallecido en septiembre de 2003. En la grabación del tema tuvieron como invitado al guitarrista australiano Tommy Emmanuel.
En Cuba, Rober Luis había destacado por su destreza como guitarrista junto a los grupos de Santiago Feliú, William Roblejo y Real Project, entre otros. Además, tenía una conocida carrera como productor y arreglista.
A propósito de su Premio Grammy el músico conversó con CubaNet y recordó el proceso que lo llevó a alcanzar este galardón con apenas cinco años en Estados Unidos.
―¿Cómo recuerdas tus primeros pasos en EE.UU.?
―Siempre me gustó la movida musical de Los Ángeles; venía escuchando la música que se producía aquí desde que era estudiante de la Escuela de Música en La Habana.
Cuando llego en el 2018 me fui a ver a una gran amiga, Cecilia Noel, y a su esposo Colin Hay, de la banda Men At Work. Cecilia me dijo: “Rober, sal a la ciudad y toca con todo el que puedas, date a conocer”. Y eso hice: contacté a un grupo de amigos y empecé a tocar con cantantes a dúo, con solistas, grupos de jazz, bandas de música mexicana, pop, rock, country; tocaba en bares, eventos privados, fiestas populares, jam sessions, etc. Yo solo quería tocar y así empecé aquí en EE.U.U.
Llegué a Estados Unidos a residir en el año 2018 pero ya desde el 2013 venía visitando el país y haciendo giras musicales.
―¿Cómo llegaste a The String Revolution?
―El COVID-19 llegó al país y los músicos no quedamos fuera del desastre mundial que supone una pandemia. No había trabajo así que me fui con un amigo a trabajar a un almacén para apoyar a la familia; fueron tiempos duros. Pasando la pandemia una noche me escribe una señora a mi recién estrenado Instagram: “Hola Rober, te he visto tocando en las redes sociales, quisiera hablar contigo acerca de un proyecto de banda en el que estoy, andamos buscando guitarrista”. Me pasaron la música y fui a unos ensayos con ellos, y a partir de ahí empezó mi colaboración con The String Revolution.