Cada 6 de febrero se celebra el Día internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina. Esta práctica consiste en “la alteración o lesión de los genitales femeninos por motivos no médicos” y resulta ampliamente reconocida como una “violación grave de los derechos humanos, la salud y la integridad de las mujeres y las niñas”, que además tiene serias implicaciones en la salud sexual, reproductiva y general de las víctimas, de acuerdo con las Naciones Unidas.
En Cuba, afortunadamente, no se practica. Sin embargo, hablar sobre el tema resulta vital dada la extensión global del problema y los daños a la salud que puede provocar.
¿En qué consiste la Mutilación Genital Femeina (MGF)? ¿Cuáles son las modalidades de esta práctica? ¿Quiénes y por qué la realizan? ¿En qué países es más común?
MGF, problema de dimensiones globales
De acuerdo con la OMS, existen en el mundo más de 200 millones de mujeres sobrevivientes de MGF. Según la organización, gracias al trabajo realizado por organismos internacionales en las últimas décadas “las niñas tienen hoy un tercio menos de probabilidades de ser sometidas a la mutilación genital femenina que hace treinta años; sin embargo, hay que avanzar diez veces más rápido para cumplir con el objetivo mundial de eliminar la mutilación genital femenina para 2030”.
De hecho, la organización ha alertado que alrededor de 4,4 millones de niñas corren el riesgo de ser mutiladas en todo el mundo este año, lo cual equivale a un ritmo de 12 mil al día. Se estima que entre 2015 y 2030, 68 millones de mujeres habrían sido mutiladas de esta forma.
El riesgo es mayor para las hijas de las sobrevivientes, sobre todo porque la práctica suele ser llevada a las generaciones siguientes.
Por concepto de asistencia sanitaria, los costos para tratar a víctimas de MGF pueden alcanzar los 1 400 millones dólares al año e incluso podrían ser mayores.
Breve repaso por los genitales femeninos externos
De acuerdo con el Manual MSD, los genitales externos femeninos incluyen el monte de Venus, el clítoris, los labios mayores y menores, y el introito o abertura vaginal. Entre las funciones más importantes de estas estructuras están proporcionar placer sexual y lubricación, impedir la entrada de agentes infecciosos a los genitales internos y permitir el paso de los espermatozoides.
Según el sitio Planned Parenthood, el clítoris es una protuberancia ubicada en la porción superior de la vulva y tiene un tamaño variable. Su parte visible está recubierta y la porción interna, que se extiende hacia atrás y hacia abajo, tiene una longitud de entre 9 y 12 cm, y está compuesta por el tronco y las cruras, que incluyen raíces y piernas.
Esta estructura está constituida por un tejido esponjoso que se llena de sangre durante la excitación sexual. Miles de terminaciones nerviosas son responsables de su alta sensibilidad y cumplen el único propósito de generar placer sexual.
Tipos de MGF
La MGF incluye todos “los procedimientos consistentes en la resección parcial o total de los genitales externos femeninos”, además de “otras lesiones de los órganos genitales femeninos por motivos no médicos”.
Existen cuatro tipos de MGF:
Tipo 1, también conocida como clitoridectomía: consiste en la eliminación o amputación parcial o total del glande del clítoris que puede incluir o no su cobertura, también conocido como prepucio.
Tipo 2, también llamada escisión. Consiste en la extirpación total o parcial del glande del clítoris y los labios menores, que también podría incluir a los labios mayores.
Tipo 3, conocida como infibulación. Se trata del estrechamiento del introito o abertura vaginal. Esto se logra al cortar y recolocar los labios mayores, que en ocasiones se cosen, lo que puede incluir o no la clitoridectomía. Como consecuencia de la infibulación, para que las mujeres puedan tener una vida sexual activa o dar a luz, se les practica la desinfibulación con cierta frecuencia, que es la realización de un corte en la zona cosida en la noche de bodas o en el momento del parto. La práctica de la desinfibulación aparejada a la infibulación responde a la necesidad de garantizar la fidelidad sexual de la mujer.
Tipo 4, incluye todos los procederes que afecten los genitales externos, realizados con objetivos no médicos. Esto incluye la perforación, corte, raspado o quemado de la zona genital.
Los más comunes son los tipos I y II, sin embargo, a cerca del 10 % de las mujeres mutiladas se les practica la infibulación, lo que equivale a cerca de 20 millones de víctimas.
Origen de la MGF
De acuerdo con el Fondo de Población de la Naciones Unidas (FPNU), el origen de la práctica no se conoce del todo. Hay indicios de momias egipcias “con rasgos de MGF”.
Al parecer es una práctica extendida por todo el mundo, desde África a Filipinas, y algunas tribus en la Amazonía superior y la tribu Arunta, en Australia. Por otro lado, en los años 50 se practicó en Europa Occidental y Estados Unidos para tratar lo que se entendía como “trastornos mentales” atribuidos a las mujeres, que incluían: “la histeria, la epilepsia… la masturbación, la ninfomanía y la melancolía”, según el FPNU.
De acuerdo con la fuente, la MGF se realiza en distintas fases de la vida. En algunas regiones se hace durante la infancia, “incluso un par de días después del nacimiento”, a lo largo de la niñez o en el momento de contraer matrimonio, durante “primer el embarazo” o “tras el nacimiento del primer hijo”. No obstante, en la mayoría de los casos reportados las edades más frecuentes van de 0 a 15 años.
A nivel global, la práctica está más extendida en África, Medio Oriente y Asia. En América Latina, informes recientes reportan que en determinadas comunidades de Colombia, Panamá, Ecuador y Perú, la practican. También en regiones aisladas de América del Norte, Australia y en países europeos, especialmente donde residen comunidades migrantes procedentes de áreas en las que la MGF es común.
¿Por qué y quiénes practican la MGF?
Según el FPNU, aunque un porcentaje importante de las sobrevivientes la veía como un requisito religioso, no existe ninguna religión que estimule o indique la realización de la MGF. De modo que sus causas hay que buscarlas en tradiciones muy extendidas en los pueblos donde se practican, conectadas con la desigualdad de género. Constituyen una norma tan extendida en algunas comunidades, que quien se aparte de esta enfrenta “la condena, el acoso y el ostracismo”.
La agencia de la ONU reco