Fidel leyendo en la Sierra Maestra, 1957. Foto: Sitio Fidel Soldado de las Ideas.
Cuando Fidel Castro en 1961 afirma: “Nosotros no le decimos al pueblo: ¡cree! Le decimos: ¡lee!” lo hacía bajo la premisa de fomentar el desarrollo de un pueblo educado y crítico, capaz de razonar y tomar decisiones, acentuando que: “La Revolución le dice al pueblo: aprende a leer y a escribir, estudia, infórmate, medita, observa, piensa. ¿Por qué? Porque ese es el camino de la verdad: hacer que el pueblo razone, que el pueblo analice”.
Del 15 al 25 de febrero de 2024, La Habana será la sede de la XXXII Feria Internacional del Libro. Este evento es el de mayor asistencia en Cuba y una de las fiestas literarias más grandes a nivel mundial.
El líder de la Revolución cubana, desde muy joven, tuvo una gran pasión por la lectura que lo llevó a sumergirse en libros que contribuyeron a su formación cultural y política. Entre ellos, destacan El Manifiesto Comunista de Karl Marx y Por quién doblan las campanas de Ernest Hemingway. Sobre este último en el año 1975 afirma: “Leí Por quién doblan las campanas, cuando era estudiante. Hemingway hablaba de la retaguardia de un grupo guerrillero que luchaba contra un ejército convencional. Esa novela fue una de las obras que me ayudó a elaborar tácticas para luchar contra el ejército de Batista”.
“Vida de Shakespeare”, uno de los textos que Fidel leyó durante la prisión y el exilio. Foto: Archivo de Cubadebate
El período en el presidio Modelo también contribuiría a la cultura del Comandante, durante ese tiempo, leyó variados libros, en una de las cartas de esa etapa cuenta:
“Me antojo de un libro, Cecilia Valdés, de Villaverde. Hace años no le presté ninguna atención y hoy estoy apuradísimo por tenerlo. He vivido días felices, embelesado, olvidado de todo, trasladado, prácticamente al siglo pasado en las páginas de tan formidable historia de Cuba.
Desde hace tiempo me viene inquietando el deseo de conocer mejor nuestro pasado, nuestro pueblo y nuestros hombres de ayer. Me ayuda el entusiasmo, el interés y la pasión con que leo acerca de todo esto. Quiero constatar, esta vez, en la obra de quien tan soberbiamente pintó aquella época, algunos aspectos vivos de la mentalidad cubana, sobre todo en relación con este problema de la esclavitud, tan interesante, porque según voy observando, de él se derivó en gran parte la enorme confusión y las vacilaciones que matizaron el pensamiento político cubano hasta la década del 68.
Intercalar una novela, además, cuando viene al caso, es un método que me gusta por lo que me permite descansar en medio del estudio y redoblar el interés. Con frecuencia me siento tentado a evadirme un poco por el campo de la ficción, aunque por suerte la Historia me entretiene, mucho más