El 25 de enero de 2024, el Ministerio de Finanzas y Precios (MFP) emitió la Resolución 7/2024. La norma establece una bonificación del 50 % en el pago del impuesto aduanero por importación de materias primas, insumos y bienes intermedios destinados a procesos productivos —con especial énfasis en la producción de alimentos y la producción agropecuaria—.
Vladimir Regueiro Ale, titular del MFP, había anunciado unos días antes —durante una comparecencia en la Mesa Redonda en diciembre de 2023— que al valor de las operaciones se aplicaría la «tasa de cambio de 1 USD / 120 CUP que se había establecido para las operaciones del sector no estatal, y no para el cálculo y pago de aranceles».
La nueva tasa de cambio —que entró en vigor en enero de 2024— no fue recogida en documento jurídico público alguno y, según se pudo conocer, se aplica a las importaciones que han llegado a Cuba durante el año en curso (incluso las contratadas en 2023).
Según comentaron varias fuentes a elTOQUE, las importadoras se amparan en una carta que Regueiro Ale envió a los jefes de los Organismos de la Administración Central del Estado (OACE) y a los presidentes de la Organización Superior de Dirección Empresarial (OSDE).
La mencionada carta, también dirigida al Mincex y a la Aduana General de la República (AGR), informaba de la Resolución 5142 de 2023 que estableció como fecha inicial para la modificación de la tasa de cambio (de 1 USD / 24 CUP a 1 USD / 120 CUP) para el pago de aranceles el primero de enero de 2024.
«La medida (…) implica, en lo inmediato, que las entidades que prestan los servicios de importación presenten ante la AGR la declaración de las mercancías con destino a las FGNE [Formas de Gestión no Estatales] de forma diferenciada; por lo que cada entidad debe adoptar las medidas necesarias y adecuar sus procedimientos y sistemas informáticos para dar cumplimiento a [la] medida», indica la resolución.
«Luego, todo el mundo ve el aumento en los precios de las Formas de Gestión no Estatales, pero nadie se pregunta de dónde salen los costos, porque la ley ni siquiera existe», comentó Walfrido, lector de elTOQUE.
¿Bonificaciones para quién?
La reducción del 50 % en los aranceles de importación para materias primas y bienes intermedios, con un enfoque especial en la producción agropecuaria y alimenticia, busca abaratar los costos de importación para los insumos esenciales y fomentar la producción nacional en esos sectores.
Al reducir los costos de las materias primas y bienes intermedios, se espera que el precio final de los productos hechos localmente disminuya o, al menos, que no aumente de manera significativa.
Sin embargo, la aplicación de la tasa de cambio 1 USD / 120 CUP para el cálculo de los aranceles en las importaciones realizadas por entidades no estatales implica un incremento considerable, al menos, en el costo de las importaciones porque con anterioridad la tasa era más baja (1 USD / 24 CUP).
Pocos días antes de anunciada la medida, el emprendedor Erick Carmona ejemplificaba en sus redes cómo aumentó el impuesto de los aranceles con la nueva tasa de cambio.
«Un contenedor de acero para la producción de maquinaria para la agricultura de 22.6 toneladas tenía antes un arancel de 38 000 CUP. Con la nueva tasa de cambio es de 189 840 CUP. Cinco veces superior».
Si a la importación se le aplica la bonificación del 50 %, el precio actual sería 94 500 CUP, 2.48 veces más que en 2023.
Desde que se anunció la medida en diciembre de 2023, algunos economistas y emprendedores auguraban que no habría tal beneficio si la tasa de cambio aumentaba cinco veces (de 1 USD / 24 CUP a 1 USD / 120 CUP).
«Bomba de inflación», le llamó el economista cubano Oscar Fernández a las consecuencias directas de esta y otras medidas anunciadas.
«Por algunos productos se van a pagar aranceles aún mayores porque la tarifa arancelaria será mayor. Para otros productos, los aranceles van a aumentar menos porque su tarifa tendrá bonificación. Pero absolutamente todos van a subir», publicó el profesor Oscar Fernández en sus redes sociales.
«El incremento, nos guste o no (pues así ocurre en cualquier economía con mercados restringidos por la oferta y con bajos niveles de competencia), será probablemente traspasado por toda la cadena hasta llegar al precio del consumidor final, con un impacto directo sobre el poder de compra de los ingresos personales de todos», agregó