AREQUIPA, Perú – Cuando los corsarios franceses secuestraron al obispo e inquisidor don Juan de las Cabezas Altamirano en el año 1608, poco o nada podían imaginar que sus acciones devendrían en la primera obra literaria de Cuba.
Sin embargo, las acciones de los pobladores de Santa María del Puerto del Príncipe (actual Camagüey) por rescatar al obispo y vengar su afrenta, motivaron al escritor cubano-español Silvestre de Balboa a crear Espejo de paciencia, un poema épico y heroico que marcó un hito en la historia artística de la Isla.
Canten los unos el terror y espanto
Que causó en Troya el Paladión preñado:
Celebren otros la prisión y el llanto
De Angélica y el Orco enamorado:
Que yo en mis versos solo escribo y canto
La prisión de un Obispo consagrado:
Tan justo, tan benévolo y tan quisto
Que debe ser el sucesor de Cristo.
La obra