MADRID, España.- El cineasta cubano Alejandro Alonso estrenó este fin de semana en el prestigioso Festival Internacional de Cine de Rotterdam, en Holanda, su cortometraje La historia se escribe de noche, una película que él pide ver a oscuras, como quien se sumerge en las tinieblas de un mundo a punto de desaparecer.
La sinopsis del filme invoca una realidad que conocemos bien los cubanos: “Un gran apagón ha sumergido a Cuba en la oscuridad. En las calles, los habitantes intentan escapar de la penumbra mientras el fuego de las hogueras parece anunciar el fin de una época. Refugiados en el interior de nuestra casa, mi madre me cuenta una visión que desde hace años le atormenta”.
Sin embargo, esto es apenas el punto de partida. Alonso dibuja un universo de tinieblas donde Cuba apenas se ve. Su propósito pareciera ser disolver el país, siempre representado bajo un sol abrazador y unos colores encendidos, reduciéndolo a su mínima expresión.
“Desde antes de entrar a la Escuela de Cine y Televisión (EICTV) de San Antonio de los Baños ya estaba ilusionado con la idea de rodar una película durante un apagón”, confiesa para Cubanet.
“La premisa era filmar un apagón en su estado más ‘puro’, sin luces artificiales, solo utilizando la iluminación del entorno. El mayor reto era la poca sensibilidad que tenían las cámaras para filmar en la oscuridad. La solución llegó con mi primera Sony Alfa, una cámara muy versátil y luminosa, con un ISO extremadamente alto. Su sensor ve más que el ojo humano”, explica.
“Este corto está hecho de la acumulación de imágenes que he ido archivando durante casi cinco años. Incluso muchas de ellas son material de investigación para otros proyectos. El territorio que vemos en la película es un Frankenstein de espacios, construido con retazos de Pinar del Río, La Habana, Bahía Honda y la Ciénaga de Zapata. Fragmentos de encuentros con personas, espacios y situaciones que giran alrededor de una situación muy básica: la búsqueda de una fuente de luz en medio de la oscuridad. Este proceso se extendió hasta mediados de 2023. El último tramo del rodaje lo hicimos con el apoyo de Lázaro Lemus, que logró filmar la oleada de apagones que azotaron a Pinar del Río el año pasado”.
El diálogo con la madre, que vertebra la trama de La historia se escribe de noche, y que establece un marco autobiográfico, sirve a Alonso para activar uno de los recursos favoritos de sus películas: la fuga de la realidad, la invocación de lo imaginario, lo surreal, que desviste lo cotidiano de su apariencia física y lo transforma en una fantasmagoría. Eso que ya hizo en El proyecto, Metatrón, Abisal, Terranova. Un ejercicio que lo ha convertido en una de las principales voces de la reinvención del cine de no ficción cubano contemporáneo.
“Hace unos cinco años, durante un apagón en casa, filmé una conversación con mi madre que luego se convertiría en el núcleo de esta película. Desde niño estoy escuchando sus