En ocasiones he oído decir que los libros de cocina son una literatura menor o literatura de segunda. ¡No entiendo por qué! Si bien no son novelas, tampoco poesía; no son libros de ciencia como de Química o Física, tampoco de Historia, ni de Geografía, cuando los analizamos son útiles y necesarios, porque lo que hacen es aportar ideas y el cómo hacer a los pueblos, a esa mujer u hombre que necesita o tiene el deseo de degustar o de halagar a un amigo o varios con el deleite de su o sus recetas. Es un género muy abarcador, muy buscado y sobre todo muy vendido. Lo que no ocurre con otros de géneros que en ocasiones no se venden o permanecen por años en las librerías en el mejor de los casos, pues otros van a ser llevados a pulpa.
Los libros de cocina tienen mucho de ciencia y de magia. Los cocineros, a la hora de hacer un plato, son alquimistas. Para elaborar un buen plato se tiene que tener en cuenta el paladar y el gusto, está presente la Química, pues las recetas tienen que lograr un equilibrio; también está presente la Física, pues para conciliar los sabores y los olores, cada receta tiene un origen, de cómo o por qué, ya sea hecho o logrado por casualidad de la vida. Como la langosta al café de Smith, que fue el azar recurrente el que hizo derramar el café sobre la langosta y el saber darle una salida al inconveniente, como él lo hizo.
La cocina tiene su propia historia desde los primitivos seres que poblaron el planeta hasta nuestros días, desde como se comía antes de aparecer el fuego y después de este, así como el cómo hacer, cómo cocinar, los implementos y vasijas empleados en la cocción.
En concordancia con la geografía, vemos que en distintas regiones del planeta no se come lo mismo, ni de la misma forma, ni se tienen los mismos elementos para alimentarse, ni tampoco se hace de la misma manera. Pues cada región aporta su pedacito e, incluso, dentro de un mismo país varía de un lugar a otro.
La cocina es cultura y como tal debe ser reconocida, mediante ella podemos saber el qué y el cómo de los pueblos. Gracias a la antropología podemos descubrir que comían los antiguos grupos poblacionales y tenemos, por ejemplo, los descubrimientos en las pirámides egipcias de ese néctar tan delicioso elaborado por incansables obreras, la miel, hallada en perfecto estado y se sabe que ya en esa época se consumía.
En cuanto al periodismo gastronómico, es un error pensar que cuando tengamos comida suficiente se pueda hacer, nada que ver con eso. Si bien se pueden poner recetas o comentar recetas, es algo más que eso. Es un género más dentro del periodismo.
En Cuba se han hecho dos intentos de formar y crear dicho género periodístico. El primero fue en 2005, impartido en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí por el profesor argentino Víctor Ego Ducrot, y luego, más acá en el tiempo, se impartió otro curso en el propio instituto; pero como género no se tiene en cuenta el periodismo gastronómico.
… El periodista gastronómico es un profesional encargado de investigar, analizar y escribir sobre la gastronomía en todas sus dimensiones. Su trabajo consiste en desc