Reniel Rodríguez abrió su canal de Youtube —Lunático debates— en abril de 2021. El set de grabación era su dormitorio. Vivía en Cárdenas, Matanzas. El joven —quien entonces tenía apenas 15 años—, desde su centro de operaciones, desarrollaba materiales para —según él— desafiar el adoctrinamiento ideológico que recibía en la escuela. Incluso, llegó a criticar el sistema de educación público cubano en su totalidad.
«Lunático», como era conocido en los espacios virtuales, había hecho público su apoyo a la Marcha Cívica por el Cambio que convocó la plataforma cívica Archipiélago para el 15 de noviembre de 2021. Ese día, publicó un video en el que llamaba a los cardenenses a sumarse a la movilización. Salió vestido de blanco y con una rosa de igual color en la mano, según lo pactado por los organizadores de la iniciativa. Al poco tiempo, Rodríguez recibió una llamada de agentes gubernamentales en la que se le ordenaba regresar a su casa y eliminar el video. La presión familiar lo llevó a obedecer. La madre, según informó después a medios oficialistas, no estaba al tanto de las actividades de su hijo.
El 17 de noviembre de 2021, mientras el joven estaba en su centro de estudios —el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas (IPVCE) «Carlos Marx»—, un profesor le pidió salir del aula y lo guio a las afueras del centro. Allí lo esperaban fuerzas policiales para trasladarlo a una Escuela de Formación Integral (EFI) bajo la dirección del Ministerio del Interior (Minint). Los centros son conocidos porque internan a menores de edad calificados con «problemas de conducta social» o que han cometido algún delito.
El hecho se difundió ampliamente en redes sociales. Con la complicidad de sus profesores, un adolescente había sido internado por expresar ideas políticas y participar en una acción pública pacífica. A este hecho le siguió una ola de indignación que, sumada a la presión de organismos internacionales, llevaron a las autoridades cubanas a liberar a Rodríguez. La represión no terminó ahí.
En abril de 2023, el Observatorio de Libertad Académica (OLA) denunció que Reniel había sido expulsado del IPVCE. Durante un tiempo —cita la plataforma— sufrió las vejaciones de profesores y directivos que lo calificaban de «mancha» para el instituto. En varias ocasiones fue desacreditado por educadores e, incluso, fue agredido físicamente por un docente de Química, quien le propició un golpe en el pecho. Una última confrontación entre ambos llevó a su salida definitiva del centro educativo.
El caso de Reniel no es único. La discriminación política y el adoctrinamiento en las escuelas es una realidad constatable. Testimonios que recopiló elTOQUE y el registro de organizaciones de la sociedad civil (Observatorio de la Libertad Académica) muestran un problema extendido en el sistema educativo cubano.
Discriminación institucionalizada
El 6 de junio de 1961, en el marco de la reforma educacional impulsada por el Gobierno de Osvaldo Dorticós —con Fidel Castro en el poder ejecutivo—, se dictó la Ley de Nacionalización de la Enseñanza. La normativa, considerada una adición a Ley Fundamental de febrero de 1959, suprimió la educación privada y los viejos métodos de enseñanza. A su vez, denunció la labor de centros privados —en su mayoría operados por órdenes religiosas católicas— que impulsaban entre sus pupilos «propaganda contrarrevolucionaria». El objetivo final era la consolidación de una «educación revolucionaria».
En 2009, Miguel Díaz-Canel Bermúdez —entonces titular del Ministerio de Educación Superior (MES)— emitió la mítica frase «las universidades para los revolucionarios». La afirmación no quedó en la superficie de la retórica del oficialismo, sino que fue trasladada al marco jurídico. En mayo de 2022, el MES aprobó el «Reglamento del proceso docente y de dirección del trabajo para la carreras universitarias». La Resolución 47/2022 establece, entre otros aspectos, las normas y procedimientos que regulan el tránsito de los estudiantes desde la matrícula hasta el egreso.
«La preparación integral de los estudiantes de las carreras universitarias, que se concreta en una sólida formación científico-técnica, humanista y de altos valores ideológicos, políticos, éticos y estéticos; con el fin de lograr profesionales revolucionarios».
El documento, que sustituye resoluciones previas (2/2018 y 210/2007), aborda las directrices del trabajo político-ideológico en la formación de profesionales, el trabajo docente y las evaluaciones de profesores y estudiantes. El articulado del reglamento pone énfasis en la participación en actividades políticas, en objetivos de interés político y