Aunque Fidel Castro proclamó desde los primeros años de su arribo al poder el fin de los desalojos en Cuba, estos han continuando como una práctica frecuente de las autoridades para “extraer” mediante las fuerzas policiales a las personas que, desesperadas por tener un techo, ocupan inmuebles estatales o particulares.
Los desalojos ocurren mayormente cuando las edificaciones cobran interés gubernamental, ya sea para el turismo o para dependencias oficiales. El eufemismo que utilizan los funcionarios estatales para referirse a estos hechos es el de “extracción forzosa”.
En los últimos años han trascendido noticias de madres solteras con varios hijos que, ya sea porque el lugar donde residen se encuentra en riesgo de derrumbe o conviven hacinadas con varios miembros de su familia extendida, deciden ocupar estos lugares en desuso.
“Las ocupaciones ilegales en Cuba siempre han existido y los desalojos también porque esas personas sí eran extraídas como pasa, aunque en menor medida, con las personas declaradas convivientes ilegales en una vivienda, pero en esos casos solo eran extraídos por la policía si, de acuerdo a lo que decía la ley, eran considerados personas antisociales o personas peligrosas”, indicó a Martí Noticias el abogado y periodista Eloy Viera Cañive.
“Después de la entrada en vigor del Código Penal, en diciembre 2022, el Tribunal Supremo emitió un instrucción en la que se permite, sin necesidad de impulsar un proceso administrativo en la Vivienda, denunciar a las personas, los ocupantes ilegales como básicamente usurpadores de inmuebles, lo cual constituye un delito sobre la base de lo dispuesto en el Código Penal vigente y una vez presentada la denuncia, la policía tiene que instruirlos de cargos, detenerlos y en algunos casos, extraerlos del inmueble”, advirtió el experto.
En ese proceso se encuentra actualmente Esmary Despaigne, madre de dos niñosa residente en el municipio Cerro, en La Habana.
“Estoy bajo fianza porque la dueña de la casa donde me colé murió y su sobrina me acusó de ocupación ilegal y de robo y tuve que salir a los once días y volver a donde vivía antes, un lugar que está inhabitable e irreparable”.
“He ido a todos lados. En 2018 solicité la asignación de un terreno y estamos en el 2024 y nunca he recibido respuesta. A mí me parece lo que están esperando es que el techo caiga arriba de mis hijos”, lamentó la mujer.