LA HABANA, Cuba. – “¿Tienen spray, salbutamol o fluticasona?”, pregunta una señora a la dependienta de una farmacia. “No tenemos”, responde la empleada.
La señora hace un gesto de molestia. “Padezco de asma y uso salbutamol en spray, pero desde hace un año está en falta. Tengo que seguir comprando los medicamentos en la calle. Son carísimos, pero es la única forma de evitar los ataques de asma. El último salbutamol que compré me costó 1.000 pesos”, dice Gloria Nodales Estévez.
La escasez de medicamentos se ha unido a la carencia y el alto precio de productos básicos. La suma de necesidades acumuladas por años pone a los cubanos en la disyuntiva de comer, vestir, calzar o controlar las enfermedades.
En ese caso está Lorenzo Madrigal Quesada. “Ahora estoy comiendo menos porque cogí parte del dinero destinado a la comida para comprar furosemida para la hipertensión y la insuficiencia cardiaca. Estoy pasando hambre, pero el medicamento no me puede faltar”, dice el hombre, quien percibe un salario mensual de 2.500 pesos.
Pedro Pascual Contreras estabiliza su presión arterial con enalapril, un medicamento que no compra desde el mes de julio de 2023 como indica su tarjetón, un medio de control de ventas para evitar el acaparamiento. Su salario de 3.588 pesos es insuficiente para comprar el blíster de enalapril de 20 tabletas a 200 pesos en el mercado informal.
“Mi presión está descompensada, me la midieron en el policlínico y está en 150 con 100. La presión alta es muy peligrosa y, si no hago el tratamiento, puede darme un infarto o un derrame y morir, pero no puedo comprar el enalapril porque tengo que priorizar la comida de mis hijos”, dice Pascual Contreras.
Desde hace tres meses, Carmen Oropesa Araujo llama por teléfono casi todos los días a la farmacia indagando por el tramadol, un medicamento que necesita su hermana para aliviar el dolor. Siempre le dan la misma respuesta: no hay.
“He llamado tantas veces que ya las dependientas de la farmacia conocen mi voz y antes de preguntarles me responden que no hay. El tramadol es un medicamento que necesita mi hermana anciana para calmar el dolor. Yo no puedo pagar los 800 pesos que piden en el mercado informal con mi chequera de 1.694 y la de mi hermana, de 1.568. No nos alcanza para la comida,