La pelota es pasión en Cuba. Muchos, para mal o para bien, se consideran especialistas en el tema.
Cuando se juega «pelota dura» se llenan los estadios y en las salas de la casas el juego desplaza a la novela, aunque esto pueda provocar no en pocos hogares alguna que otra discusión.
Vi jugar, en mi época de muchacho, a Diego, «el Manco» primera base y Ray, a los Navajas en el montículo, a Mántara en el home, para quien por su tamaño y corpulencia era difícil lograr una carrera. Domingo tras domingo disfrutaba de un juego de beisbol de primera categoría o de la Liga Azucarera.
Cuba vivió en estos días la pasión y el coraje. ¿Quién no recuerda el 5to. juego de la final de la II Élite en Artemisa?. Creo que quedó para la historia.