Este 25 de enero la Unidad Básica de Guayabita del Pinar La Occidental acogió el acto provincial por el día del trabajador de la Industria Alimentaria, en reconocimiento a quienes cada día sortean los más disímiles obstáculos en función del cumplimiento de su encargo social.
Los que en los últimos años de la década de 1960 reorganizaron el movimiento sindical cubano, liderados por Lázaro Peña González, capitán de la clase obrera, y en 1971 crearon el Sindicato de la Industria Alimentaria nos entregaron un legado que no hemos traicionado hasta nuestros días, ni traicionaremos jamás, aseveró Katia Guerra Rivera, secretaria general del Buró Provincial del Sindicato de los Trabajadores de la Industria Alimentaria.
A solo tres días de celebrar el aniversario 85 de la constitución de la CTC nuestro pensamiento es hoy para esos líderes, presentes en el corazón de todos los trabajadores cubanos y aseguramos que seguiremos fieles a su legado, apuntó.
Muchos han sido los retos del último año, donde casi con nada hemos buscado alternativas, soluciones y hemos logrado satisfacer, mínimamente, las necesidades de nuestro pueblo, refirió.
Este calendario ha marcado pauta para, en análisis profundo en asambleas, discutir qué más hacer y cómo- precisó- ante la difícil situación que persiste, como resultado de un bloqueo que limita la adquisición de elementos básicos para la elaboración de alimentos, materias primas fundamentales e insumos imprescindibles.
Aun en condiciones muy complejas no ha faltado la disposición de trabajar y explicar en muchas ocasiones a la población el motivo de las carencias y cómo se enfrentarán, destacó Guerra Rivera.
Resaltó el rol de los trabajadores de las actividades bebidas y refrescos, lácteas, cárnicas, conservas y vegetales, cervecerías, chocolaterías, las actividades de regulación y control, los aseguradores y de las áreas técnicas, y de los trabajadores de la Industria Alimentaria de subordinación local quienes a partir de la intermitencia de las materias primas laboran largas jornadas en horarios irregulares para que llegue al pueblo el pan diario.
Desgraciadamente, no siempre ha sido posible; sin embargo, la mayoría de nuestro pueblo reconoce