LA HABANA, Cuba. – Y cuando pensábamos que la moneda libremente convertible (MLC) era el último escalón de la fiebre por el dólar o que entraría entre las “distorsiones por corregir” para así “devolver la dignidad” al pobrecito peso cubano, llegan los autores de la —dicen que fracasada— “Tarea Ordenamiento” a presentarnos sus “prepaid cards” en sus variantes “Clásica” (de FINCIMEX) y “Bandec” (del Banco de Crédito y Comercio), quizás como primer paso a una dolarización que ya se veía venir aunque los comunistas juraron y perjuraron que no.
A pesar de que en octubre de 2020 el mismísimo Alejandro Gil Fernández negó las intenciones del régimen de dolarizar la economía, entramos al 2024 no solo con récords históricos en las tasas de cambio informal del billete verde y el euro (que hoy se acercan con ritmo acelerado a los 300 pesos por unidad), con alzas de precios en alimentos, combustibles y servicios básicos, sino, además, con una declaración abierta de muerte a un CUP que, dentro de poco, nadie querrá tener por demasiado tiempo en los bolsillos.
No se trata, al parecer, de que le hayan llegado las horas finales a la MLC —así como no hace mucho vimos al CUC marcharse repentinamente— sino de que la trampa “atrapa dólares” la han extendido y perfeccionado para asegurarse de que todo billete que traspase los límites de los espacios aéreo, marítimo y virtual de la Isla se quede atrapado en el “sistema”. Así las tarjetas prepago llegarían para intentar cubrir esos flancos desprotegidos por donde escapaban los dólares frescos para la calle.
Ahora turistas y demás visitantes cruzarán la frontera un po