La Habana, 25 ene.- Cuba inició el año con modificaciones tributarias y arancelarias. Defendidas por el gobierno como necesarias para financiar el gasto social y reactivar la economía, las medidas generan sin embargo suspicacias en una población agobiada por el continuo encarecimiento del costo de la vida.
Desde el 1 de enero se suspendieron las exoneraciones para el pago de algunos impuestos con repercusiones, sobre todo, en los llamados nuevos actores económicos, como se denominan a las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), cooperativas no agropecuarias y trabajadores autónomos.
Con anterioridad, las mipymes que nacían de la reconversión de una actividad anterior, estaban exoneradas del pago de tributos por seis meses; si eran de nueva creación, el periodo era de un año.
“Todo negocio nuevo tiene un tiempo para organizar y articular los sistemas para comenzar, y de ahí la exención”, reflexionó la profesora e investigadora Iliana Fernández, coordinadora de la Red de Emprendimiento e Innovación de la Universidad de La Habana.
En diálogo con IPS, Fernández sostuvo que “en Cuba no existe otra vía impositiva de apoyar los nuevos negocios”, por lo cual, al cancelarse esas facilidades, “quedan desprovistos y proclives a pérdidas o a morir, mucho más en las adversas condiciones de la economía cubana”.
En este país insular caribeño se han aprobado más de 10 000 mipymes, en su mayoría privadas, desde que en septiembre de 2021 el gobierno levantó la veda para su constitución.
Se trata, argumentan funcionarios, de “un sector que ha crecido y demostrado capacidad económica y contributiva”.
“Aumentar los impuestos a ventas mayoristas y minoristas solo incrementará el precio final”: Iliana Fernández.
La creación de mipymes se limita a sectores no estratégicos. Su actividad, junto con la de cooperativas y de trabajadores autónomos, se considera complementaria a las de la empresa estatal socialista catalogada como el sujeto principal de la economía.
Estas nuevas formas de gestión emergieron en un contexto marcado por la covid-19, el fortalecimiento del embargo estadounidense, la profundización de la crisis económica interna, junto con errores y demoras en el proceso de transformaciones del modelo de desarrollo socialista consensuado con la ciudadanía desde 2011.
Consideradas claves en la dinamización económica por su ductilidad, las mipymes son al mismo tiempo muy vulnerables en entornos de crisis, sobre todo aquellas que resultan del autoempleo o negocios familiares.